La consideración social de la Formación profesional ha experimentado una metamorfosis positiva de gran calado en los últimos años, particularmente desde la entrada en vigor de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE) y la legislación estatal y autonómica que la desarrolla
Los nuevos títulos de FP que regula la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE), y que se desarrollan, complementan y adaptan a la realidad sociocultural de cada región por las comunidades autónomas, han colocado a la FP en una posición de preponderancia respecto de otros estudios de educación superior, los universitarios incluidos. Queda lejos, pero aún se encuentra en nuestro punto de mira, aquella “vieja” FP de primer y segundo Grado que se mantuvo operativa hasta el curso 1999/2000, propiciada por la Ley 14/1970, de 4 de agosto, General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa.
Aquel modelo derivado de la Ley 14/1970, conocida como Ley Palasí en honor al ministro que la propició, dio paso a otro que aún permanece residualmente en la actualidad, en el que se avanzó muy significativamente en la consideración y dignificación social de la formación Profesional. Por vez primera, la FP se convirtió en una opción educativa a la que se accedía con los mismos requisitos que al bachillerato: el título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), para iniciar los estudios en ciclos formativos de grado medio (CFGM). De la misma manera, se unificaban los criterios de titulación (bachillerato) para acceder a los estudios universitarios y a los ciclos formativos de grado superior (CFGS). Ese modelo lo estableció la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE). ¡A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César!
A partir de la entrada en vigor de LOE el modelo de Formación Profesional adquirió su máximo esplendor convirtiéndose, por derecho propio, en la estrella del sistema educativo actual. No me extenderé sobre las razones que me asisten para realizar esta afirmación. Sin embargo, por ser un precedente de capital importancia, creo de justicia citar una que, con un consenso mayoritario de las fuerzas políticas y sociales de España (¿Consenso?; ¿Pacto?; ¿Os suenan estas hermosas palabras?) supuso un avance legislativo sustancial que afianzó las sólidas bases del modelo. Me estoy refiriendo a la Ley Orgánica 5/2002, de 19 de junio, de las Cualificaciones y de la Formación Profesional (LOCFP).
En los dos próximos cursos quedará concluido el catálogo de títulos en todas las comunidades autónomas, también en Cantabria, según palabras del director general de FP y Educación permanente Enrique Haya Porrero.
Hoy, la Formación Profesional inspira un enorme interés ente los jóvenes como consecuencia de las expectativas de empleo que proporciona con respecto a otras opciones educativas: los CFGM, como alternativa al bachillerato; los CFGS, frente a los estudios universitarios. Independientemente de la causa, en mi opinión suficientemente objetiva y evidente, el hecho real es que la opción de FP ha experimentado un incremento de candidatos muy considerable en todas las comunidades autónomas, también en Cantabria.
Decroly no es la excepción. Más bien, por el contrario, tanto las plazas en los programas de cualificación profesional inicial (PCPCI) como en los CFGM y CFGS se acercan al 100% de máxima ocupabilidad. A ello ha contribuido, además, la flexibilidad que el modelo ofrece a todos los potenciales usuarios, ciudadanos extranjeros residentes en esta región incluidos. Ahora, quien desea cursar estudios de FP en Cantabria, y por tanto en Decroly, dispone una oferta muy plural, como también lo es el conjunto de regímenes y modalidades. En este sentido, a mayor abundamiento, conviene recordar la acogida que la FP ha supuesto para jóvenes procedentes de la universidad, incluso con titulaciones acabadas. Decroly publicó sus datos de este curso en Mi crónica del 23 noviembre con la noticia Universitarios optan por los ciclos formativos de grado superior.
Una característica que merece la pena ser destaca y que, en mi opinión, es poco conocida entre la ciudanía se refiera a la permeabilidad del sistema educativo en este sentido. Hoy, el traspaso de estudiantes de FP a la universidad y viceversa, con la convalidación de créditos académicos ECTS –sistema europeo de transferencia de créditos, en acrónimo en lengua inglesa- que en cada caso proceda, es una realidad que aporta valor añadido, también a la FP. Eso sí, yo creo que esa permeabilidad se produce en mayor cuantía con alumnos universitarios que reconducen sus estudios hacia la FP de grado superior por entender que aportan una mayor cualificación profesional práctica que proporciona mayores posibilidades y expectativas de empleabilidad más palpables.
Con la llegada del nuevo Gobierno, fruto de las elecciones generales del pasado 20 de noviembre de 2011, se ha impulsado una reforma educativa de gran calado. En lo que afecta a la FP se introducen muchas novedades como la implantación de los ciclos de Formación Profesional Básica para alumnos de 15 años con dificultades para proseguir la ESO y el fomento de la Formación Profesional dual, entre otras.
Con respecto a los ciclos de FP Básica las novedades más relevantes que incorporan se concretan en la sustitución de los actuales Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), que pasarán a ser de dos años completos y serán considerados como educación básica, obligatoria y gratuita. La FP dual, manteniendo el actual modelo, incorpora un nuevo formato importado de países del centro y norte de Europa donde ha proporcionado resultados muy satisfactorios en materia de empleabilidad, también.
Voy a finalizar esta entrada con unos apuntes relacionados con la FP dual por encontrarse en un proceso de experiencia piloto en todas las comunidades autónomas, también en Cantabria. Ya lo he expresado en otras entradas de este digital que he publicado recientemente. Sintetizo mis aportaciones en las siguientes ideas:
- El modelo de FP es único; la dual es un formato complementario a considerar por todos los centros educativos, sin excepción, sean de titularidad pública o privada.
- La adaptación de la oferta formativa a la demanda laboral no debe discriminar a la FP convencional en favor de la dual. Más bien, por el contrario, deben complementarse y adecuarse, en cada caso, a los acuerdos centro empresa a la hora de establecer la colaboración para el desarrollo del módulo de Formación en Centros de Trabajo (FCT) o las prácticas no laborales en el formato dual.
- La administración educativa ha de crear las condiciones necesarias para que todos los centros sostenidos con fondos públicos puedan participar en este formato que ahora se pilota.
- La Administración educativa debe desarrollar el entorno económico que posibilite las becas salario para los alumnos en el que debe estar considerado la eventual participación de las empresas.
- En todo caso, el modelo convencional y el nuevo formato de FP exigen una implicación sin paliativos en la concesión de becas salario por la Administración, si se quiere dar un paso cualitativo en el desarrollo de la formación y cualificación de los ciudadanos y de su futura empleabilidad.
En Decroly trabajamos incesantemente por el modelo actual de FP. También nos estamos preparando para participar en el formato dual, además del convencional, y en otros si la Administración lo posibilita. Ya hemos advertido en foros diferentes las consecuencias que podrían derivarse en caso de poner cortapisas a la generalización de nuevos formatos. Sin embargo, la más preocupante por el momento histórico de crisis, ajustes y recortes económicos tiene que ver con los alumnos y con la concreción de una beca salario, siquiera simbólica, por parte de la Administración –y también por las empresas- para ofrecer un aliciente económico adicional a este alumnado durante el desarrollo de sus prácticas.
Concluyo ya con una última reflexión. Tradicionalmente los estudiantes de FP tenían opciones de conseguir un contrato laboral en las empresas en las que cursaban el módulo de FCT. Sigue ocurriendo, pero menos, por causas objetivas de deterioro de la actividad profesional y empresarial. Hoy, al finalizar los estudios, los estudiantes deben contemplar otros escenarios, incluida la movilidad en España o allende sus fronteras. Precisamente por ello, para facilitar esa movilidad por Europa y por el mundo el modelo educativo de la FP actual incorpora módulos de idiomas en muchos de los ciclos formativos. Las oportunidades de empleo, incluso en nuestra región y en España, se acrecientan para aquellos que dominan otros idiomas, particularmente inglés.