PONGA UNA ESTADISTICA EN SU VIDA

 

Publicado en el Diario Montañes 27 marzo 2015

estadisticaExisten verdades, mentiras y estadísticas. Con estas hay que tener cuidado, no solo porque aunque afirmen que se toque a un pollo por cabeza, algunos solo lo huelan y otros se coman una docena, sino por ser fácilmente utilizadas como dogmas incuestionables. Según los organismos internacionales, se considera pobreza a la privación de comida, ropa, alojamiento y agua potable, y también se incluyen la carencia de educación, sanidad y trabajo.

Ante el drama de quienes han de buscar la ayuda de organizaciones caritativas para sobrevivir, se esgrime que la pobreza afecta, nada más y nada menos, que a uno de cada cinco españoles. Pero en nuestro país nadie carece de agua potable y más de un 80 % de la población habita viviendas propias, un tercio de las cuales se están pagando por hipoteca, lo que supone un considerable modo de ahorro. De la pobreza se exhiben cifras alarmantes, pero a la vez nos informan que el 20 % de los alemanes limita sus gastos de calefacción por no poder asumir el costo con su salario. Se nos dice que en España hay millones de niños con niveles cercanos a la desnutrición y a la vez se advierte que el sobrepeso entre la población infantil alcanza niveles alarmantes para su salud. ¿En qué quedamos?. ¿Comen o pasan hambre?.

Pese a la crisis, el 74 % de la población tiene internet, el 99 % televisión, el 92 % teléfono móvil y la compra de los de última generación aumenta constantemente. Cada español gasta una media de 500 euros anuales en productos cosméticos y la asistencia al cine ha aumentado un 13%, cifras similares a las del resto de Europa. Las reservas de viajes de vacaciones previstas para este año, superan con creces las de los anteriores. La venta de vehículos nuevos sigue subiendo, los estadios de fútbol o espectáculos musicales, aparecen llenos y las barras de los bares están a tope los fines de semana. Si la situación es tan extrema, ¿cómo se puede tener a la vez altos niveles de equipamiento con bienes superfluos o dedicar tanto dinero al ocio?. ¿ Es esto pobreza?. La asistencia sanitaria o la educación son de acceso gratuito. No existen asaltos a supermercados en busca de alimentos, ni niño alguno sin escolarización, ni falta de atención sanitaria o aumento de enfermedades por desnutrición, por mucho nivel de pobreza que se esgrima. Quienes aparecen como mendigos son, generalmente, inmigrantes en muchas ocasiones profesionales de la mendicidad.

Una parte importante de la población carece de trabajo pero muchos rechazan empleos que consideran escasamente pagados o se consideran pobres por poseer un contrato no fijo, sujeto a las necesidades del momento económico, cuando la inmensa mayoría del mundo occidental funciona sin el mismo. Nos habíamos acostumbrado a conseguir un trabajo para toda la vida y recibir una pensión, al margen de cualquier fluctuación económica, amparados por un Estado que protegía desde la cuna a la tumba, sin que tuviésemos que preocuparnos por la educación, la sanidad y un amplio abanico de prestaciones sociales y subvenciones de todo tipo. Pocos están dispuestos a enfrentarse a la vida sin el amparo de papa Estado.

España es el quinto país europeo por su PIB pero el primero en nivel de desempleo con una cuarta parte de su población y más de la mitad de sus jóvenes carentes de trabajo. El problema no parece residir solo en la crisis económica, sino que algo falla en la política de contratación o en la protección social, que obliga a un autónomo pagar 260 euros por trabajador, mientras que Inglaterra u Holanda abonan 50 y en Francia apenas 10. Aunque tengamos un nivel de presión fiscal equivalente al resto de Europa, en España recae principalmente sobre las empresas privadas y los autónomos, que son precisamente quienes crean empleo, en tanto que las públicas carecen de tributación alguna. En consecuencia, no es de extrañar, que no se contrate. Pero además, ¿qué hacemos para que tan elevados impuestos no se traduzcan en bienestar y siga aumentando el endeudamiento del sector público?. La respuesta hay que buscarla dentro de nuestras propias leyes que en su afán de proteger al trabajador se traducen en paro o en el mantenimiento de una organización publica desmesurada que, a costa de aumentar la presión fiscal, ahoga la iniciativa privada.

Esa es la realidad que deben debatir los políticos y no la exhibición de datos de estadísticos. En tanto crean que su actividad es clave para crear normativas de protección social que adormecen la iniciativa individual y sigan gastando el dinero recaudado con impuestos asfixiantes para mantener estructuras burocráticas ineficaces y proyectos que no generen riqueza será difícil salir de la crisis. Pero si hay algo que adora un político es el poder en si mismo y exhibir estadísticas. Así que descuiden, que no lo harán.