¡AY VA,LOS DONUTS!

PUBLICADO EN DIARIO MONTAÑES     16 diciembre 2013

 

                            Treinta y cinco años de democracia, diez Legislaturas, seis gobiernos, catorce Ministros de Justicia de diferentes, todo tipo de combinaciones políticas para ocupar los puestos del poder judicial y el Tribunal Supremo, y al final nos hemos despertado con que no teníamos previsto cómo iban a cumplirse las sentencias dictadas contra quienes protagonizaron durante todo este tiempo la mayor amenaza a nuestra convivencia. Más de mil personas han sido asesinadas en diferentes atentados por la bestia terrorista y un número importante aún esperan que se identifiquen o detengan a sus agresores . Otras muchas han sido víctimas de crímenes repugnantes y contemplan la vergonzante salida de prisión de aquellos que debían cumplir condenas centenarias, excarcelados en aplicación de una interpretación dada por un tribunal extranjero con el inaudito voto de un juez español.

Pese a las continuadas promesas electorales de reformar las leyes para garantizar su completo cumplimiento, vemos salir de presidio un indignante desfile de asesinos en serie, violadores múltiples y terroristas que son recibidos con entusiasmo, mientras se consuela a las victimas con inútiles declaraciones de apoyo. La Justicia, entretanto, tan diligente en excarcelar a todos ellos, se mantiene paralizada debatiendo a qué organismo policial le corresponde tomar medidas. No tiene nada de extraño que políticos y jueces centren el desprecio y la desconfianza nacional. Los primeros dicen que las decisiones corresponden a los jueces y estos que cumplen lo que los políticos legislan. Unos por otros, la casa sin barrer.

En el Parlamento, sus señorías, dedicaron multitud de sesiones a elaborar leyes para luchar contra el cambio climático, limitar el consumo del tabaco, subvencionar lo irrisorio, reglamentar la composición de los bollos de los niños, los diez kilómetros arriba o abajo sobre el límite de velocidad en las carreteras, le denominación en lenguas vernáculas de muchos pueblos , las descargas de internet, la presencia de crucifijos en los colegios, los horarios de apertura comercial, el tallaje de la vestimenta y el etiquetado de todo tipo de productos que debe señalar minuciosamente su composición. Se ha legislado la ampliación del aborto más permisivo de Europa, la paridad de sexos sin tener en cuenta los méritos, memorias históricas que todo el mundo ya tenía olvidadas y se han cambiado siete veces las leyes educativas para seguir manteniendo un vergonzante nivel de ignorancia.

Sólo en el 2012 se han promulgado siete nuevas leyes, 29 decretos-ley, 1744 Reales Decretos, y más de 3.000 órdenes ministeriales añadidas a las casi 100.000 leyes diferentes existentes en España. En esta vorágine legislativa, se dedica más esfuerzo en legislar que en procurar que las leyes se cumplan.. Mientras los ciudadanos se ven obligados a fumar en la calle, a rellenar todo tipo de impresos de obligado cumplimiento, a cambiar las instalaciones de los ascensores o las placas de las matrículas de los coches, a circular a las velocidades que se le ocurren al director general de turno, a garantizar la protección de datos y los derechos de autor, pero aún no hemos resuelto cómo regular las huelgas, los daños públicos provocados por el vandalismo callejero , el consumo de alcohol en la calle, el botellón de fin de semana, el control de las subvenciones otorgadas a sindicatos y organizaciones empresariales, la actualización de las leyes del desahucio y, un largo etcétera. Eso si, en el Parlamento todos andan envueltos en la necesidad de una reforma constitucional, mientras siguen sin resolverse las leyes de huelga, la reforma electoral, la misión del Senado o el simple cumplimiento de las leyes en muchas Comunidades Autónomas.

Hace cuatro siglos, Rabelais ya lo señalaba: “las leyes atrapan a las moscas, pero dejan pasar a los tábanos y abejorros“. Con independencia de los indultos que han favorecido a banqueros inhabilitados, a políticos corruptos y a quienes han causado daños irreparables a personas o al medio ambiente, en este país se dictan leyes cuyo cumplimiento se sabe que acaba en humo, o sentencias con ridículos cumplimientos. Si un sinvergüenza se aprovechada de su cargo para enriquecerse, tras unos pocos años de cárcel, sale libre sin restituir lo robado. ¿Se acuerdan de aquel individuo llamado Roldán?. Hoy disfruta de libertad sin haber devuelto los diez millones de euros desaparecidos. ¿Recuerdan al Dioni que huyó con el contenido de un furgón cargado de bolsas de dinero?. Cumplió solo seis años de reclusión y hasta hace poco cantaba en televisión desafinadas baladas tras años de juerga brasileña . ¿Qué pasó con todos los mangantes de los 35 millones de euros del caso Millet del Palau de Barcelona y la complicidad de CIU que ha supuesto un expolio de 20 millones de euros?, ¿O con los olvidados protagonistas del pelotazo de Ibercorp y de las Torres KIO?. Más de cuatro años y medio lleva estudiándose el caso Gurtel. Y más recientemente, ¿ qué ridículo castigo recaerá sobre los políticos y sindicalistas que llevaron el caos a las Cajas de Ahorro?. ¿Quién pagará el dinero desviado de los ERES fraudulentos o las facturas falseadas por sindicatos acostumbrados a vivir del dinero público? . ¿Cómo es posible que personajes altamente dudosos sigan protagonizando cargos públicos? . Todos ellos se proclaman inocentes y se escudan en que la Justicia debe pronunciarse.

Mientras tanto sus señorías, con toda su dignidad y aforamiento, se dedican a concienzudamente cómo introducir enmiendas a cualquier ley, a repartirse los puestos de los poderes judiciales o debatir sobre el sexo de los ángeles. Y siguen pidiéndonos confianza en una Justicia que modelan a su capricho. Eso si, como despistados colegiales ahora se dan cuenta de que olvidaron la cartera con los deberes que habían prometido cumplir. Será para que les premiemos con los donuts.