Publicado en Diario Montañes, 2 diciembre 2016
Igual que los murciélagos se ofuscan a la luz del día,
la inteligencia se ofusca ante cosas evidentes.
Metafisica. ARISTOTELES
Nada menos que 118.000 euros va a gastarse el gobierno regional en contar el número de murciélagos que hay en Cantabria, para seguir una inaudita normativa europea de conservación del hábitat. La decisión se tomó en un Consejo de Gobierno el pasado mes de octubre y el anuncio del concurso público, que ha sido enviado al Boletín Oficial de Cantabria, parece conllevar cierta urgencia en adjudicarlo, ya que sólo se permiten ocho días para presentar las ofertas. Una vez conseguido el contrato, la empresa o el particular que presente la mejor propuesta económica dispondrá de dos años enteros para terminar el estudio. Las exigencias son muy concretas sobre el tipo de expertos en murciélagos que se buscan. Entre otras cosas, el Gobierno se pide experiencia previa en trabajos sobre murciélagos en Cantabria realizados en los últimos tres años, donde seguro que existen mucha gente dedicada a ello. La medida tiene su lado bueno. Con independencia que se siga escrupulosamente lo ordenado por un extraño gabinete de Bruselas, siempre encontraremos a un grupo de biólogos en desempleo que obtengan los miles de euros destinados a este fin. Pero es imposible evitar la sospecha de un cierto grado de amiguismo, cuando se es tan meticuloso en sentar unas bases tan estrictas y abonar al adjudicatario una dotación económica que más que triplica el sueldo medio de un médico, un maestro, un policía o un bombero.
No se trata de una broma. Que nadie desdeñe la importancia de los murciélagos, como recientemente han señalado dos altos responsables de la Consejería de Medio Ambiente. Su alimentación insectívora es fundamental para el campo y no hay que olvidar su potencial propiedad de ser transmisores de la rabia. Incluso han señalado como muchas obras públicas millonarias se ven paralizadas por no haber tenido en cuenta el hábitat de la biodiversidad cántabra.
Nuestro Gobierno Regional, en sus últimos presupuestos, destina una cantidad similar para la lucha contra las plagas, 120.000 para actuaciones de vialidad en algunos pueblos ante las nevadas, 110.000 en convenios con la Universidad para investigaciones prehistóricas, 100.000 para erradicar el chabolismo y el mismo importe para la recuperación de zonas de marisqueo o ayudas para explotaciones ganaderas tras epidemias. Si observamos otras partidas resulta sorprendente que solo se destinen 300.000 euros para incentivos del empresariado industrial, 250.000 para reforestación de los montes o 500.000 para el fomento de energías renovables. Cantidades ridículamente superiores a las destinadas para contar murciélagos. Claro que siempre han existido prioridades y las directrices de Bruselas, salvo las de ahorro, deben cumplirse a rajatabla.
Mientras se anuncia una subida de impuestos para hacer frente a la deuda autonómica, cabe la duda de si para los 500.000 habitantes de la región será motivo de orgullo el haber cumplido la normativa europea y la tranquilidad de tener identificada claramente la población de murciélagos de nuestro entorno. Será el chocolate del loro, pero tengan por seguro que sobretodo, quienes saltarán de alegría serán los adjudicatarios de los 118.000 euros, para asumir su trascendente trabajo.
Esperemos, que el Presidente podrá señalar en sus numerosas apariciones públicas, donde explica los caminos para combatir la crisis, haga referencia a cómo Cantabria dedica recursos a investigaciones de altura, no sólo en ensalzar las anchoas y los sobaos como ejemplos de I+D+I.