«Los Dientes del Tigre Portugués y el Hombre que Enamoró a Lady Edwina» (5)
«Fomos a pousar aalem donde de primeiro estavamos dous tiro de bombarda em hua ilha em a quall nos diseram que avia agoa. Mandou logo o capitam moor a Nycolao Coelho em hum batell armado a ver donde estava aguada«
(Ancoragem na ilha de Angediva en «Roteiro da Primera Viagem de Vasco da Gama à Índia«, Álvaro Velho, 1498)
(Fondeamos a dos tiros de bombarda de donde estuvimos antes, en una isla en la que nos dijeron que había agua. El Capitán Mayor mandó enseguida a Nicolás Coelho, en un batel armado, para que buscase la aguada)
La isla de Angediva, deshabitada desde el siglo XIX, fué dependencia de Goa hasta 1961. Contaba entonces con una guarnición de 30 militares que vivían en condiciones algo peor que monacales y cuatro habitantes goeses. Su nombre en lengua konkaní significa «Quinta Isla», pues forma parte de un archipiélago de cinco islotes de los que los otros cuatro son Kurnagal, Mudlingud, Devgad y Devragad. Tiene el contorno de un fémur cuyos cóndilos apuntarían al Sur y la cabeza al Este, con una apófisis clavada en mitad de la margen Oeste. Los dos crestones boscosos y asimétricos que conforman su relieve recuerdan los pechos desiguales de alguna heroína del escritor Haruki Murakami. Tiene 1,5 km2 de superficie, una longitud de 1,3 km y una anchura media de 300m. Se halla a 87 km al Sur de Goa (14° 45? 25? N, 74° 06? 51? E), frente a la costa del Estado indio de Karnatka, del cual distaba unos 1.800 metros. En la actualidad la isla ha dejado de serlo y permanece unida al continente por un tómbolo sobre el cual se construyó una carretera. La costa oriental es deposicional, alimentada por una sedimentación arenosa cuyos aportes van al tómbolo y a dos playas contiguas: Praia Pequena al Sur, y Praia Grande al Norte. La rocosa costa occidental, abierta al mar, es erosional y acantilada. Formando en nuestros días un todo con la base de Karwan, se ha convertido en la instalación naval más importante del Mar Arábigo y se halla bajo jurisdicción de la Armada de la Unión India. La enorme importancia estratégica del complejo naval Angediva-Karwan, ha dificultado las tradicionales peregrinaciones de goeses a los santuarios de Nuestra Señora de las Fuentes y de San Francisco de Asís. Aunque autoriza algunas celebraciones religiosas a regañadientes, la política de Nueva Delhi es dejar que los templos y la antigua fortaleza portuguesa caigan en ruinas mientras las autoridades católicas de Goa, con problemas mayores ante sí, prefieren no malgastar esfuerzos interviniendo en una batalla que parece tan perdida como la defensa del Estado da Índia en su día.
(Fig. 1).- Situación de la isla de Angediva (cartografía propiedad de la Marina Portuguesa. Cfr. «India» <18 de Dezembro de 1961>, hpp://www.marinha.pt).
En la modesta Angediva nació y murió la soberanía de Portugal en las Indias del Oriente. El 17 de Noviembre de 1961 –con un incidente que recuerda a la voladura del «USS Maine» en la Habana colonial– dió comienzo la cuenta atrás para cerrar la historia que abrió Vasco de Gama en 1498.
Aquel día, el centinela que montaba guardia en el punto más alto de la isla, el promontorio septentrional llamado «Alto da Bandeira«, abandonó momentáneamente su puesto para ir a comer, sustituyéndole dos compañeros. Un insignificante acto de indisciplina en aquel destacamento de ambiente casi familiar. Quiso el destino que en ese momento atravesase el canal con rumbo Sur, por la margen portuguesa a decir de los vigías, el barco de pasajeros «Sabarmati«. Al no responder el capitán al izado de la enseña nacional portuguesa haciendo otro tanto desde su barco, uno de los centinelas apoyó el fusil en la barandilla del puesto de observación e hizo un disparo de advertencia. Apercibido, el «Sabarmati» se aproximó a la ribera hindú y siguió navegando sin devolver el saludo. El incidente no pareció tener mayores consecuencias y los protagonistas -sobre todo el cabo primero Fernando Carvalho Ferreira, autor del disparo- ocultaron a sus superiores lo sucedido.
(Figura 2).- Los incidentes del 17 al 25 de Noviembre en Angediva: el pasaje del «Sabarmati» y el desembarco frustado de las «tonas» (tomado de la referencia clásica en este tema: «A Queda da Índia Portuguesa», C. de Morais).
El 23 de Noviembre llegó un mensaje del Cuartel General en Goa al Puesto de Mando de la 10ª Compañía de Cazadores en Navelim, a la cual estaba adscrita Angediva, comunicando que «se disponía de inteligencia fiable sobre un inminente desembarco de la Unión India en la isla de Angediva«. Se ordenó a la guarnición de la isla «mantenerse en alerta permanente mientras se verificaba la información anterior«. No tuvieron que esperar demasiado, porque en la noche del 24 al 25 de Noviembre, entre las 22h00 y las 02h00, numerosas «tonas» -embarcaciones típicas de la región- intentaron repetidamente desembarcar en diversos puntos de la isla. Una vez más, no muy lejos del «Alto da Bandeira«, el cabo primero Ferreira puso en fuga a una de esas «tonas», que casi tocaba tierra, cuando hirió a varios de sus ocupantes con una ráfaga de pistola-ametralladora.
Durante la mañana del 25 de Noviembre, la emisora «All India Radio» enardeció los ánimos de la población de la Unión India anunciando que, desde Angediva, los portugueses habían disparado sobre una indefensa embarcación de pasajeros causando víctimas civiles. Al ser informado de ello, el Gobernador-General del Estado de la India designó una Comisión Investigadora para dilucidar urgentemente los hechos y designó como Jefe de la misma al Coronel Carlos A. de Morais. La Comisión partió de inmediato para la isla en la cañonera «Afonso de Albuquerque«. Aunque al principio la guarnición lusa negó haber disparado sobre el «Sabarmati«, los responsables terminaron por confesar su participación en el incidente. Aún así los expertos determinaron que no era posible que el cabo primero Ferreira hubiese podido alcanzar el barco disparando un único tiro de fusil con el ángulo que lo hizo.
Los hindúes pasaron entonces a acusar a los lusos de haber disparado no en una, sino en dos ocasiones contra el «Sabarmati«. La primera, verificada por la Comisión Investigadora, el día 17. La segunda el día 24, cuando el «Sabarmati» habría penetrado inadvertidamente en aguas portuguesas, haciendo creer a los soldados de Angediva que se trataba de un intento de desembarco al cual respondieron hiriendo al ingeniero jefe del barco y matando a un pasajero. El anuncio de los hindúes identificando a la víctima como Atmaran Rochrekar, conocido contrabandista tiroteado por la policia de la Unión India en otro lugar, es poco creíble.
La tensión creció cuando, el 2 de Diciembre, regresando a Goa la cañonera «Afonso de Albuquerque» con la Comisión Investigadora del «incidente de Angediva» a bordo, fué interceptada por dos fragatas hindúes que la persiguieron, con la artillería lista para disparar, hasta muy cerca del puerto de Mormugão. En medio de una tempestad de comunicados de prensa la Unión India procedió entonces a entorpecer los vuelos comerciales de la TAIP, vitales para la comunicación entre los tres enclaves, alegando «violaciones del espacio aéreo de la India«. Se había alcanzado un punto sin retorno y la guerra era inevitable. El Embajador de Portugal en el Reino Unido no duda en anunciarle la fecha del comienzo de la guerra al Ministro de Asuntos Exteriores de su país: el 10 de Diciembre de 1961.
El 12 de Diciembre, desobedeciendo las instrucciones de Lisboa, que calificaba la medida de «contraria al interés de la Nación«, el Gobernador-General Vassalo e Silva ordena la evacuación de las esposas e hijos de todo el personal militar portugués. El barco «India«, cuya capacidad es de 105 pasajeros, zarpará de Mormugão, rumbo a Karachi, con 650 personas a bordo.
A medida que se aproximaba el temido desenlace, el dictador luso desarrolló una actividad febril, pendiente todo el día de teléfonos y telegramas. Buscando el efecto disuasorio que causaría la presencia de algunos navíos de la Royal Navy fondeados en aguas de la India Portuguesa invocó, sin éxito, la alianza luso-británica. El Reino Unido manifestó su deseo de mantenerse al margen, alegando que debía hacer prevalecer sus propios intereses diplomáticos y comerciales y que resultaría inoportuno enfrentarse a un miembro de la Commowealth. Fué entonces cuando el Ministro de Ultramar, Adriano Moreira puso sobre la mesa una propuesta original: romper relaciones con Taiwan y dar pleno reconocimiento diplomático a la República Popular China, otorgándole privilegios portuarios y ferroviarios en Mormugão –el principal puerto del Mar Arábigo– a cambio de que los chinos obstaculizaran los planes de invasión hindúes. Zhou Enlai, siempre distanciado de Nehru, examinó la oferta con interés –pese a mantener Portugal en China su colonia de Macao– pero acabó descartándola e intentó transmitir a los portugueses su convencimiento de que «el pacifista Nehru nunca se permitirá recurrir a la fuerza para conquistar Goa» («Franco Nogueira: os Meandros de uma Fidelidade«, Instituto de Ciências Sociais da Universidade de Lisboa, Análise Social, vol. XXXVI (160), 2001, 863-891, Manuel de Lucena). Los Estados Unidos, aunque nada proclives al colonialismo europeo, sentían inquietud por las imprevisibles reacciones de un Portugal acorralado. De hecho, el Gobierno portugués había amagado con abandonar la OTAN si perdía sus enclaves en la India. Pero en lo referente a Nehru, a la novata Administración del Presidente Kennedy le daba cierta tranquilidad pensar que sus amenazas no pasarían de bravatas.
El 14 de Diciembre el Ministro de Asunto Exteriores, Adriano Moreira -doctor en Derecho por la Universidad Complutense- transmite al Gobernador-General de la India Portuguesa las órdenes de repatriar a Lisboa las reliquias de San Francisco Javier y de proceder a la destrucción de una serie de edificios representativos sin ningún valor militar. El General Vassalo e Silva se niega a ello. Arguye que «San Francisco Javier es un santo del Oriente y su lugar está aquí» y ordena retirar los bidones de gasolina que habían sido colocados en el Palacio virreinal de Idalcão porque «le resulta imposible destruír las huellas de nuestra grandeza en Oriente«.
Ese mismo 14 de Diciembre se recibe en Goa el histórico telegrama de António de Oliveira Salazar al «Brigadeiro» Manuel António Vassalo e Silva, 128º Gobernador-General del Estado Portugués de la India, en el cual le conmina a una heroica autoinmolación al frente de sus tropas:
«Vuestra Excelencia comprenderá con cuanta amargura le envío este mensaje. No nos es posible calcular la inminencia del ataque de la Unión India a los territorios de ese Estado pues, aunque ya estábamos acostumbrados a sus constantes amenazas, esta vez el gobierno hindú ha ido tan lejos con sus preparativos bélicos que difícilmente renunciará a atacarnos. Puede que intente, utilizando agentes subversivos, alterar el entramado civil y militar de ese Estado con el fin de dispersar y anular la capacidad de nuestras fuerzas para defender el territorio e impedir la conquista que internacionalmente se teme. Le aconsejo la máxima paciencia ante las provocaciones. Se está desplegando una intensa actividad diplomática para movilizar a nuestras amistades internacionales e influír sobre numerosos Estados con el propósito de disuadir a la Unión India de que el ataque se lleve a cabo. Estamos seguros de que grandes potencias como los EE.UU., Inglaterra, y Estados amigos como Brasil y otras naciones sudamericanas, con el auxilio constante de España, manifestarán al Gobierno de Nueva Delhi y a sus representantes en dichos países su repulsa ante un ataque militar al territorio portugués. La posición que, de manera espontánea, han adoptado destacados sectores de la prensa internacional, tradicionalmente partidarios de la Unión India, muestra cómo la agresión a Goa repugna a la conciencia de las naciones y es vista como un desmentido a la política pacifista del Primer Ministro, algo a lo cual éste es particularmente sensible. Pero cualesquiera que fuesen los resultados de estas acciones combinadas hay que esperar lo peor; todos somos conscientes de la modestia de nuestras fuerzas, pero en la medida en que el Estado vecino puede incrementar a su antojo los medios para el ataque, la enorme desproporción de fuerzas que existe en contra nuestra resulta más que evidente. La política del Gobierno siempre fué, en la imposibilidad de asegurar una defensa plenamente eficaz, el mantener en Goa aquellas fuerzas que obligaran a la Unión India a no sobrepasar las simples operaciones de policía, so pena, como está sucediendo ahora, de tener que recurrir a una operación cuya fuerza desmedida produjese el rechazo de la opinión pública mundial. Esto último significa que la primera misión de nuestras fuerzas se ha cumplido; la segunda consiste en no dispersarse luchando contra agentes terroristas supuestamente «liberadores», sino en organizar la defensa de manera que, manteniéndonos a la altura de nuestras tradiciones, prestemos el mayor servicio al futuro de la Nación. No hay lugar para treguas ni prisioneros ni para la rendición de navío alguno, porque sólo puede haber soldados y marineros o victoriosos o muertos. El ataque que está a punto de ser lanzado sobre Goa buscará, desplegando medios arrolladores, reducir al mínimo la duración de los combates. Políticamente necesitamos que la lucha se prolongue durante, por lo menos, ocho días, período imprescindible para movilizar urgentemente a las instancias internacionales. Dada su gravedad, estas palabras no podían ser dirigidas sino a un militar consciente de lo elevado de sus deberes y enteramente dispuesto a cumplirlos. Dios no ha de permitir que tal militar sea el último Gobernador del Estado de la India».
El cablegrama, elegantemente redactado en un sobrio portugués, sería un ejemplo de trágica marcialidad si no recordase las manidas órdenes de «resistir hasta la muerte» dadas anteriormente por Churchill al general Percival en Singapur (1942), por Hitler al Mariscal de Campo Von Paulus en Stalingrado (1943), por Galtieri al general Menéndez en las Malvinas (1982) o por Fidel Castro al coronel Tortoló en la isla de Granada (1983).
El mensaje de Salazar no sólo vá dirigido al General Vassalo e Silva. Está redactado para que su gloria perdure en los anales de la Historia. Hay en él, tanta vanidad epistolar como en la copiosa correspondencia de Nehru a Lady Edwina. Si Oliveira Salazar hubiese podido cambiar en esos momentos su sombrero «fedora» por un gorro ghandiano de khadi y su chaqueta y corbata por un conjunto Jodhpuri, habría podido confundirse con el Pandit.
El General Vassalo e Silva ve desbordadas sus razonables órdenes de «resistir hasta que la munición y las provisiones se agoten«. Mal podía el desdentado tigre portugués proteger a la «Hermosa Goa» del hombre que le arrebató la hembra al mismísimo león británico. La respuesta de la máxima autoridad del Estado Portugués de la India al Jefe de su Gobierno es un cortés recordatorio de que la inferioridad de sus efectivos no es sólo numérica sino organizativa y que las órdenes que le dan desde Lisboa carecen de realismo:
«Soy consciente de la fuerza desproporcionada que tendría un ataque de las tropas de la Unión India y del apoyo que pueden darle desde dentro los terroristas entrenados, armados e indoctrinados al otro lado de nuestras fronteras. No dejaremos de aguardar, serena y firmemente, todas las acciones desencadenadas contra los sagrados territorios de la Nación, conscientes asimismo de la desproporción entre las fuerzas enfrentadas, la fragilidad del dispositivo de defensa y lo exiguo de los hombres y equipamientos puestos a nuestra disposición. Entregaremos todo, incluso la propia vida, sirviendo a la patria, pero será prudente reconocer que únicamente un milagro podría lograr que prolongásemos nuestra resistencia durante el tiempo que se estima necesario para llevar a cabo las diligencias internacionales. Confíamos absolutamente en el gran portugués que tantas veces ha salvado a Portugal y cuya confianza, de la cual somos depositarios, deseamos honrar a través de todos los sacrificios».
El 15 de Diciembre, apenas unas horas después de su primer mensaje, Oliveira Salazar reitera, en una alocución radiada desde Lisboa, la «alta misión» que aún tocaba cumplir a las tropas portuguesas en la India. Que no era sino morir. Quiere forzar una resolución de las Naciones Unidas rechazando la ocupación de Goa. Fabricar con mártires una gesta heroica que en los foros internacionales sirva para empañar la imagen de Nehru y hacer macabra la inminente victoria hindú en Goa.
<Transmisión por radio de S.E. el Presidente del Consejo al Gobernador General de Goa>: A través de nuestro Ministro de Asuntos Exteriores, que en estos momentos se encuentra en París, acabo de recibir información que nos facilitan sus colegas británicos y norteamericanos indicando que mañana se desencadenará el ataque de la Unión India contra los territorios portugueses. Resultaron inútiles no sólo las diligencias llevadas a cabo por sus respectivos Gobiernos conjuntamente con el nuestro, sino hasta la misma gestión personal del Presidente Kennedy. Ahora sólo queda cumplir con la alta misión que ha sido encomendada a las tropas al mando de Vuestra Excelencia.< Firmado: Presidente del Consejo, Oliveira Salazar>.
El 16 de Diciembre las Fuerzas Aéreas del Portugal metropolitano son puestas en estado de alerta. El Estado Mayor intenta negociar una ruta para transportar urgentemente, desde la base militar de Montijo hasta el aeropuerto internacional de Goa en Dabolim, las diez toneladas de «chorizos» -nombre cifrado de los lanzagranadas anticarro de 89mm «Instalaza», de fabricación española- requeridas por el Gobierno General del Estado da India que, falto de armamento y munición anti-tanque, observa impotente la creciente actividad de unidades de blindados al otro lado de la frontera de los enclaves. Pero la rotunda negativa norteamericana a que la base US Wheelus AFB, en el Reino de Libia, sea utilizada por los dos DC-6 militares que deben transportar los «chorizos«, así como el rechazo de los demás países -incluido el siempre anti-hinduísta Pakistán- a permitir el tránsito de aviones militares potencialmente hostiles a la India, obligan a disimular la operación recurriendo al uso de aeronaves civiles: un Lockheed Super Constellation de TAP, la línea aérea de bandera (Transportes Aéreos Portugueses) y un Douglas DC-4 Skymaster de la TAIP (Transportes Aéreos da India Portuguesa).
A las 18h00 del día 17 llega por fin a Goa el Super Constellation de la TAP. Trae a bordo un contingente de enfermeras paracaidistas cuya misión es ayudar a finalizar la evacuación obligatoria de las familias de los militares portugueses que aún permanecen en la India Portuguesa y de aquellos civiles -europeos o goeses- que lo deseen. Viaja con ellas, fingiendo ser miembros de un equipo de balonmano venido desde la metrópoli para competir en un torneo, parte de la dotación para las dos únicas baterías antiaéreas de 40mm que defendían el cielo del aeropuerto internacional de Goa-Dabolim y de toda la India Portuguesa. El Constellation ha conseguido, por fin, transportar en su bodega el anhelado cargamento de «chorizos«. Pero al entusiasmo sucede el estupor cuando se inspecciona la carga y, en vez de los lanzagranadas, aparecen suculentas ristras de chorizos de charcutería. Alguien había sustituído los lanzagranadas por los embutidos que el Movimiento Nacional Femenino obsequiaba como aguinaldo en la celebración de la «Navidad del Soldado» en Ultramar ¿Sabotaje?¿Torpeza? La confusión jamás fué esclarecida.
Alrededor de las 01h00 del 18 de Diciembre, escasas horas antes del comienzo de la invasión hindú, aterriza en Dabolim el DC-4 de la TAIP. Trae consigo el resto de la dotación antiaérea para las baterías del aeropuerto y -más estupor- a un teniente con dos suboficiales músicos, maestros de clarinete y trombón, cuya misión consiste en ayudar a crear una banda de música en la Policía de Goa.
(Fig.3).- La «Operación Vijay» ha comenzado, el Estado Portugués de la India ha sido invadido por la Unión India. (Foto procedente del archivo de la Fundaçao Mario Soares, Lisboa).
Aunque desde las 22h00 del 16 de Diciembre las patrullas hindúes reconocían la frontera del extremo norte de Goa comprobando el abandono de aquellos puestos fronterizos lusos cuyos destacamentos habían sido evacuados a mejores posiciones defensivas, los verdaderos prolegómenos del ataque hindú tuvieron lugar el 17 de Diciembre, cuando dos pelotones indios penetraron en Goa y tomaron el puesto fronterizo de Maulinguém, que mantenía su guarnición de policías. Un destacamento de reconocimiento portugués los obligó a retirarse al otro lado de la frontera sin perseguirlos. Entre tanto, las salidas de los aviones de caza y observación de la base aérea de Poona que sobrevolaban abiertamente los tres enclaves lusos, a veces en vuelo rasante, para tantear sus defensas, se iban intensificando.
La invasión efectiva del Estado Portugués de la India –cuyo nombre en código será «Operación Vijay«– tuvo lugar el lunes 18 de Diciembre de 1961. Las fuerzas lusas, consistentes en unos 3.500 soldados portugueses, 900 auxiliares coloniales y 200 marinos, armados con material inoperante o de museo, sin aviación ni apenas baterías antiaéreas y sin otro apoyo marítimo que una cañonera botada en 1935 y tres lanchas de vigilancia, fueron atacada por la Unión India con 1 portaviones de bolsillo, 2 cruceros, 1 destructor, 8 fragatas, 4 lanchas minadoras/anti-torpedos, 20 bombarderos a reacción, 22 reactores de caza, y más de 30.000 combatientes entre infantería, tropas aerotransportadas y unidades anfibias, ampliamente apoyados por artillería y carros de combate. Con las tropas de reservas, listas para intervenir, sumaban más de 50.000 hombres. A nadie, pues, debe extrañarle que «Vijay«, en hindi, signifique «Victoria«.
El ataque al Estado Portugués de la India se hizo infringiendo la Carta de las Naciones Unidas y las resoluciones 1414(XV), 1541(XV) y 1542(XV) de su Asamblea General. El mismo 18 de Diciembre de 1961, nada más conocerse la invasión, el Alto Comisionado británico en Nueva Delhi se dirige al Ministerio de Asuntos Exteriores de la Unión India para presentar la protesta oficial de su Gobierno –que mantiene enclaves en China Popular y España– ante la agresión. Por su parte, el representante portugués ante las Naciones Unidas, Embajador Vasco Garin, convoca urgentemente el Consejo de Seguridad para condenar la violación de los derechos soberanos de Portugal y de la Carta de las Naciones Unidas. La inclusión de la «Cuestión de Goa» en el Orden del Dia es aprobada por 7 votos a favor, 2 en contra y 2 abstenciones. En la reunión urgente que sigue, los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Turquía (socios de Portugal en la OTAN), apoyados por China Nacionalista, Chile y Ecuador (tres aliados de Washington), solicitan un alto el fuego inmediato y el regreso de las fuerzas hindúes a las posiciones que ocupaban el 17 de Diciembre. El Representante Permanente de la Unión Soviética en el Consejo de Seguridad, Valerian Alexandrovich Zorin, veta la propuesta alegando que: «si nos atenemos a la Carta de las Naciones Unidas ningún órgano de ONU, ni siquiera el Consejo de Seguridad, tiene potestad para examinar la situación de un territorio que es parte de un Estado soberano«. El representante de la Unión India, C. S. Jha, por su parte, no duda en recusar a la Organización: «Se trata de barrer los últimos vestigios del colonialismo en la India. Para nosotros es materia de fé. Piensen lo que piensen los demás. Con Carta de las Naciones Unidas o sin ella, con Consejo de Seguridad o sin él, es una convicción inalienable a la cual, cueste lo que cueste, no vamos a renunciar«. Los vetos de la Unión Soviética y la altanería de la Unión India acabarán por reducir las Naciones Unidas a la inoperancia.
Basta imaginar una hipotética ocupación por la fuerza de Ceuta y Melilla o Gibraltar para visualizar la enormidad jurídica cometida por Nehru. Goa, Damão, Diu, Tiracol, Angediva, Dadrá, Nagar Haveli, Gogola y Simbor eran territorios no autónomos administrados por Portugal y cuyo estatuto político sólamente podía ser cambiado de forma pacífico de acuerdo con las recomendaciones y supervisión de las Naciones Unidas. Franco Nogueira, historiador riguroso y Ministro de Asuntos Exteriores entre 1961 y 1969, revela en sus memorias que el Pandit Nehru, sintiendo cercana su última hora, mandó secretamente un enviado a Lisboa con objeto de explicarle a Salazar que humillar a Portugal fué una decisión política enteramente ajena a sus verdaderos ideales y creencias. Es posible. En un egocéntrico como el Pandit, el odio ajeno podía resultar tolerable, incluso lisonjero, mas no el ser despreciado como un politicastro sin principios, capaz de todo con tal de ganar las elecciones. Nehru probaría su propia medicina en la frontera del Himalaya cuando, en 1962, la Unión India fué atacada por la República Popular China, siendo derrotada en tres frentes, y desalojado de la estratégica región del Aksai Chin que pretendía anexionarse. Esta vez los 34 muertos y 51 heridos, resultado de la invasión de la India Portuguesa, se convirtieron en 1.383 muertos, 3.968 prisioneros, 1.696 desaparecidos y un número nunca revelado de heridos. La salud de Nehru comenzó a deteriorarse a partir de este revés, a juicio de algunos, causa última de su muerte en 1964.
FIN DE LA QUINTA ENTREGA
(CONTINUARÁ)
Los textos aquí incluídos son de mi autoría aunque puedan inspirarse genéricamente en narraciones anteriores de hechos reales, por lo general bien conocidos y ampliamente comentados. Cuando las citas son literales se ha incluído su origen. Los trabajos firmados por «Jaime García-Rodríguez» o «Jaime Colson-Pueyo» que aparecen como «entradas» en el apartado «Memorias de un Excéntrico» del blog «opinioneslibres.es» están protegidos por las leyes de derechos de autor en vigor y ha sido registrados en régimen de copyright. He hecho todo lo posible para localizar a los autores o propietarios de las fotos y grabados que se incluyen, citándose en todo momento su origen. Los autores que lo deseen pueden ponerse en contacto conmigo para que las retire o añada información, si ese es su deseo. Gracias a todos. Jaime García-Rodríguez y A.
1 comentario
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By Libertario, 25 noviembre 2011 @ 22:27
Magnífico, de principio a fin, es un placer su lectura.