La hija de una amiga de mi madre tiene un blog. Una cosa sencilla, sin pretensiones, como otros muchos que pueblan la red. Le gusta el ‘patchwork‘, y escribe sobre ello para compartir experiencias, pero sobre todo para entretenerse. En diciembre, en Sarón, se celebró un mercadillo navideño sobre esta manualidad, y Lara (que así se llama la chica) hizo un post e incluyó varias fotografías. En una de ellas, que tiró su marido, salen mi madre y Josefina, la suya, a las que pese a estar en un lugar público, pidieron permiso, tanto para retratar como para reproducir el retrato en el blog. Hace una semana, el día 6, El Diario Montañés incluyó en sus ediciones en papel y digital la fotografía del blog de Lara para ilustrar una noticia. Lo hizo sin pedir permiso, sin incluir autoría, sin hacer ninguna referencia a su origen, atribuyéndosela como propia. Y además, en una información sobre el mercado de Sarón que nada tenía que ver ni con el post ni con el evento del que este habla, en un ejercicio palpable de vagancia, de falta de profesionalidad y de mala baba.
Lara está muy enfadada. Y su marido, y mi madre, y la suya. Y yo. Ha pedido explicaciones por este uso indebido de la foto, y desde El Diario Montañés le han dado la callada por respuesta. Yo también se las pedí a alguien que trabaja en ese medio, y algunas palabras hemos cruzado, pero por desgracia peores que el hecho en si del ‘robo’ (ojo al entrecomillado, que es el mismo que he empleado en mi denuncia del asunto a través de las redes sociales). A Lara le han tomado el pelo dos veces, ‘robándole’ la foto y no dándole excusa de la fechoría. Y a mí, mi interlocutor me ha tomado por tonto. Ha tachado mi apoyo a Lara en su derecho a una disculpa de ‘bobada’ (sic), y justificado el empleo de la fotografía sin autorización por tratarse de una foto ‘sin el mayor interés, nada comprometedora, en un lugar público’ (sic). De que la foto no es propiedad del periódico que la ha publicado, que debería haber obtenido consentimiento para ello, no ha dicho nada. De que después de utilizarla, sabiendo que no podían, deberían haber contestado al requerimiento de Lara de una explicación, tampoco. De que no se puede ir por el mundo atropellando la propiedad intelectual ajena, y menos aún menospreciando con soberbia el legítimo enfado de a quienes se la pisotean, menos aún.
La generalización entre la ciudadanía de los canales y las herramientas para poder expresarse gracias a las nuevas tecnologías, ha traído consigo también la generalización de abusos como el que ha cometido El Diario Montañés con la fotografía de Lara. Nadie que publique en el ‘social media‘ está a salvo de que un medio de comunicación cualquiera le ‘robe’ un artículo, una fotografía, un video. Con total impunidad, sin cortarse un pelo, amparándose en una legislación compleja de entender y que manipulan a su antojo. Ni tampoco lo está de que le ventilen su justa queja, si es que lo hacen, con burdas explicaciones sin ningún poso de inteligencia como las que a mí me han dado. La falta absoluta de ética profesional que implica apropiarse de la creación ajena, que es exactamente lo que ha hecho El Diario Montañés, campa a sus anchas en las redacciones de muchos medios informativos que han encontrado en la ‘sustracción’ de lo de otros una vía para suplir carencias e incapacidades.
Las grandes empresas de la comunicación han conseguido que el gobierno les apruebe una norma que obliga a los indexadores de noticias y a los espacios que las recogen de otros al pago de compensaciones por el beneficio que estos obtienen con un trabajo que no hacen ellos. Aún poniendo en duda que esto sea así, y considerando que la medida empobrecerá la capacidad que tenemos para informarnos, nada que objetar. Los resultados del ingenio, por sencillos que parezcan, hay que respetarlos, y en su vertiente mercantil, pagarlos. Pero no es de recibo que mientras ellos, por la mañana, denuncian plagios, copias y ‘robos’ de su producción, se dediquen, por la noche, como ha hecho El Diario Montañés, a ‘levantar’ las elaboraciones de otros. Lara se merece un respeto que no ha tenido, idéntico al que este periódico ha reclamado cuando sus informaciones han sido hurtadas para ocupar espacios ajenos. ¿Qué pasaría si ella, o yo, montáramos un digital que ‘fusile’ sus publicaciones, sin pedir permiso y callando ‘como putas’ cuando nos reclamen explicaciones?. Acabaríamos en un juzgado y arruinados. En realidad no, porque a la gente normal estas cosas de piratas del siglo XXI no se nos ocurre hacerlas. Ni justificarlas con la indecencia del desprecio a la calidad de lo que hacen otros para dar por bueno que de quien no son las coja sin permiso.
(Lara sigue hoy, una semana después del ‘robo’ de su foto, sin recibir ninguna explicación por parte de El Diario Montañés. Las excusas que yo he recibido lo han sido en una agria conversación privada con un empleado de ese medio de comunicación, en la que no ha sido capaz de dar respuesta a la pregunta de por qué ‘su’ periódico ha usado una foto sin permiso. Mi madre, y la madre de Lara, que aparecen en la fotografía publicada sin autorización, jamás hubieran consentido salir en modo alguno retratadas en El Diario Montañés).