Abandonad toda esperanza

  ¡ Oh vosotros los que entráis , abandonad toda esperanza. Dante. «Infierno»  

Si, perdamos toda esperanza de tener una Nación pujante en donde su desarrollo esté sustentado sobre el esfuerzo individual de sus ciudadanos con la libertad como norma de actuación, la responsabilidad ante los propios actos, la separación de poderes y el respeto a la ley.. No lo lograremos porque parecemos condenados a padecer vaivenes continuos como si fuesen una maldición; hemos sufrido para salir de la década ominosa creada por ZP y Solbes y estamos ahora en una ralentización en donde el Gobierno vuelve a las mismas políticas que provocaron la década perdida por España.

Durante este periodo no se ha acometido la necesaria reforma de la insoportable estructura del Estado, se continúa con un piélago irritante de administraciones : Central, autonómica, cabildos, diputaciones, mancomunidades, ayuntamientos, pedanías, juntas vecinales, empresas públicas, entes , fundaciones…. todo lo que se pueda imaginar  continúa ahí, viendo pasar el tiempo con la misma inmutabilidad que gastan y producen deuda.

Como esto no es suficiente se añade un infierno de monopolios de facto, en donde ajenos a las políticas de oferta y voluntad de los usuarios, existe una serie de sectores que tienen atrapadas a las personas y empresas que no tienen libertad para elegir, empezando por los sistemas de pensiones o salud, continuando con taxistas, estibadores, etc …

De todas formas lo que alcanza consideración de drama es la situación de la educación, troceada, diferente en función de territorio y en donde no será necesario aprobar para obtener el título de bachiller, decisión que diferenciará a pobres y ricos, porque ante la degradación que se someten estos títulos la diferencia será la económica entre las familias que puedan enviar a sus hijos a centros de prestigio y las que no.

Soportando aún  las consecuencias de la crisis de 2008 y habiendo constatado una desaceleración del crecimiento en España para este año 2018 que se ahondará en 2019, vuelven a repetir errores como la subida de impuestos : Más IRPF, amenaza de gravámenes a las transacciones financieras, aumento del impuesto de sociedades, elevación de las cuotas a pagar por los autónomos, invención, en contra de las recomendaciones de la UE, de un impuesto a las tecnológicas, añadido ello a la fiscalidad que le cae al diesel. Todo esto con un niveles de endeudamiento cercanos al cien por cien del PIB, un billón trescientos mil millones de €, con una incapacidad evidente para cumplir los objetivos de déficit comprometido, que ha llevado a la Unión Europea a rechazar los presupuestos de 2019, con los consiguientes costes de confianza que esto acarrea.

Con una situación descendente como la actual se realizan propuestas absurdas que pondrá en jaque a fecha próxima la potente y magnífica industria automovilística española que es capaz de exportar más de ochenta por ciento de su producción, aderezado con un prejuicio ideológico que tiene fijación en cerrar todas las centrales nucleares durante el periodo 2023-2028 y las plantas de carbón a partir de 2020 sin un plan de sustitución, ello en un País que tiene una dependencia energética del 90 %.

Por eso es tan complicado tener esperanza, porque se están repitiendo los mismos planteamientos ideológicos que sumieron la Nación en la gran crisis de 2008.

 

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