El capitalismo es bueno y moralmente superior. El capitalismo mejora los países en ámbitos de libertad y ninguno como este sistema a contribuido al bienestar de la gente.
España puede ser un caso de ello y aún podría ser un buen ejemplo, sin duda ¡¡¡ en los últimos 30 años nuestra Nación ha tenido un crecimiento medio anual del 2,6, frente a otro crecimiento medio del 1,7 es el que ha tenido en resto de la Unión Europea, sin embargo con semejantes datos no se ha dado el gran salto adelante, transformador de la economía española por las continuas trabas administrativas y la tumoral ( Gato Azul dixit) panoplia de normas e impuestos que fracturan la vida de personas y empresas.
Sorprendentemente hemos crecido a pesar de la omnipotente presencia del Estado, de una economía sumergida estimada en más del 20 % del PIB, de una abandono escolar del 28 %, de un sistema educativo reaccionario que no prepara para afrontar las nuevas realidades y de un Estado en donde la discrecionalidad contamina la norma a pesar de estar regulado e intervenido con concesiones, precios públicos y una absurda imposición de los servicios profesionales destinados a poner trabas y evitar modificaciones al status quo, tratando de salvaguardar privilegios frente una nueva forma de negocios cada vez más pujantes y una vieja forma de hacer que se resiste a perder las ventajas que el entramado del sistema les ha otorgado.
Schumpeter ( otro austriaco ) señaló que el capitalismo es un proceso constante de destrucción creativa, en donde los nuevos proyectos debilitan a los ya existentes hasta hacerles desaparecer en muchos casos, algunos muy merecidos , porque lo que llega tiende a ser mejor, porque la gente decide que para ellos es mejor. O acaso debemos llorar por la desaparición de las fabricas de velas ante el empuje que supuso la aparición de la lámpara incandescente.
Pero si España ha crecido a una media del 2,6 durante 30 años, que habría sido si los impuestos fuesen bajos, existiese competencia en mercados abiertos, si poner en marcha un negocio no fuese un camino de penitencia, si el gobierno fuese limitado y su capacidad para la arbitrariedad y discrecionalidad inexistente … seríamos la leche ¡¡¡ , o Luxemburgo.