Con la contumacia del fundamentalismo están actuando en Santander unos minoritarios pero bien organizados grupos que tratan de imponer al conjunto de los santanderinos como debemos movernos por nuestra Ciudad. Para ello utilizan el neo leguaje de los políticamente correcto , tan totalitario, aunque menos cruento que Vladimir Ilich Ulianov, para alcanzar sus objetivos : Imponer la bicicleta y anular el automóvil.
Dentro de la estrategia de actuación de estos grupos de alma y aspiración totalitaria, además de contar con la colaboración de unos medios dispuestos a dar cobertura a cualquier melonada que suene a ecologismo y parezca chupi guay, se encuentra la presión a los munícipes, que mansurrones ellos, son incapaces de analizar con rigor las peticiones y aguantar las presiones, ya que ahora para ser cool tienes que desplazarte en bici, si además llevas perrito corriendo junto al ciclo ni les cuento.
Para alcanzar sus objetivos nada detiene a los fundamentalistas bicicleteros, no importa nada desatar la guerra contra el automóvil, si perjudicamos a una importantísima industria no importa, si fastidiamos a los automovilistas tampoco importa, ante la bici, nada.
A los fundamentalistas les importa un pepino que para que un coche pueda circular, además de su matrícula debe tener un seguro, estar al día en las revisiones de ITV, pagar el impuesto municipal de circulación, mientras que para estacionar el vehículo hay que pagar OLA, parking o los impuestos correspondientes si se trata de un garaje privado, además de ir provisto de neumático de repuesto, señalizadores de avería o chalecos reflectantes.
A los fundamentalistas tampoco les importa que el sector del automóvil aporte 10 puntos al PIB Nacional, que las 17 plantas de producción de vehículos en España fabriquen tres millones de unidades de los cuales el 86 % se destina a la exportación, que trabajen con empleos directos más de 300.000 personas o que la inversión del sector en I+D+i alcance el 12 % del total que se realiza en España, no les importa, como no les importan las instalaciones de ITV con gente trabajando, ni las 11.000 gasolineras ni sus empleados, ni que los automovilistas cada vez que cargan carburantes el 55 % sean impuestos. Nada de esto les importa.
Este sector que tanto aporta a la economía y al empleo además de la independencia y movilidad de las personas es el que está siendo perseguido por la yihad del ciclo, esa que con muy poco respeto toma las aceras con sentido evidente de superioridad poniendo en ocasiones en peligro a los peatones, siendo fuente de conflictos y provocando inseguridad, todo ello sin lograr el principal de sus objetivos ( confesado) que disminuya el tráfico, que no disminuye por que a la gente no le da la gana, aspecto este, la libertad de los conductores, que pone como panteras a los fundamentalistas de la bici.
Mientras tanto ellos campando por la Ciudad, no tienen carnet de bici y por lo tanto desconocemos su pericia en el manejo del vehículo, no tienen matrícula y ante un accidente son inidentificables, no tienen seguro obligatorio para responder ante posibles daños y no pagan impuesto de matriculación, circulación ni aparcamiento.
Esta es la situación, mientras tanto en mi amada Santander, los ayatolas del ciclo han comenzado su nueva campaña, en este caso contra la duración de los semáforos, en fin … todo sea por ir en contra del automóvil y la libertad de la gente para utilizarlo.
La mitad de la población de Santander tiene más de 50 años. ¿Alguien se imagina a se estos ciudadanos, con su artrosis de cadera o rodilla subiendo las cuestas de Santander? ¿Porque ese empecinamiento en atender solo a los jóvenes olvidando a los mayores? . Santander no es Copenhague , aunque muchos se empeñen. Todavía no he visto a un concejal en bici. Y me gustaría conocer cuánto está costando al erario público el gasto en carriles bicis en detrimento de la ciruclacion normal.