«Estamos ante una desaceleración transitoria que remitirá en pocos trimestres». Esto lo dijo Pedro Solbes el 16 de Abril de 2008 mintiendo a la Nación española ( otras vez ) para ocultar la terrible crisis que mandó al paro a seis millones de personas, congeló las pensiones y detrajo miles de millones de euros a la tan alabada por algunos sanidad pública obligatoria.
«El impacto será poco significativo y transitorio». Rememorando la mentira «solbiana» esto ha sido dicho por Nadia Calviño el 13 de marzo del presente 2020. Pongámonos pues a temblar.
Quien ya nos ha situado en lo peor ha sido el Instituto Nacional de Estadística INE, que publicó los datos de la Contabilidad Nacional de España referidos al I Trimestre de 2020 con una caída del PIB de un -5,2, como consecuencia ello de un desplome del consumo superior la cinco por ciento, la construcción con más del ocho o del comercio y la hostelería cuya disminución rondó el once por ciento. Eso si, descendió todo menos … pues claro ¡ el consumo de las administraciones públicas que subió el 1,8. Más deuda.
La Ministra Calviño a la que cada día que pasa se la pone más cara del Pedro Solbes, ha enviado a la Unión Europea ( y esta no ha tragado con sus datos ) el escenario macroeconómico de España, en donde contempla una caída del PIB de -9,2 el mayor descenso de España en tiempos de paz. El resto de componentes del PIB, siempre según los datos de la Ministra, contemplan un descenso del consumo cercano al nueve por ciento, una caída de la inversión superior al venticinco por ciento, mientras que las exportaciones, tabla de salvación en la crisis anterior, sufrirán una declinación del ventisiete por ciento.
Este es el desmesurado escenario que nos anuncian. Que actuaciones gubernamentales son las que nos esperan ante semejante panorama … cuales son las medidas anunciadas …? Pues aumento del gasto estatal, mayor endeudamiento y déficit no controlado, por lo tanto subida de impuestos. Así ya se anuncia la Tasa Google ( los de Navantia dichosos y felices ) la Tasa Tobin, meter cuchillo en sucesiones y patrimonio para castigo del ahorro y como las empresas se enfrentan a una situación manifiestamente mejorable se les aumenta el impuesto de sociedades además de las cotizaciones. Será para que contraten más gente.
Por lo tanto con medidas como estas entraremos en un círculo infernal en donde aumentará el paro que provocará empobrecimiento, tal como ocurrió en las crisis gestada entre 2008 y 2011, se reducirá el consumo significativamente, las empresas producirán menos mientras tratarán de reactivar sus negocios por medio de fuertes descuentos que resentirán sus cuentas de resultados, llevando a un menor pago de impuestos a ese monstruo depredador del esfuerzo ajeno que es el Estado, precisamente en momentos de máximo endeudamiento.
Con estas recetas ahondaremos una situación de la que no saldremos en diez años, pues no se quiere afrontar por perjuicios políticos e ideológicos la única senda que recuperaría la Nación.
Es necesario por pura necesidad de supervivencia simplificar y adelgazar al estructura de un Estado generador de deuda e ineficiencia en su labor, que gasta hasta cuatro euros para aportar uno al PIB. El endeudamiento esclaviza a las familias, las empresas y a las Naciones, no hay País que resista indefinidamente un endeudamiento situado en el entorno del 100 % como España y que durante 2019 pagó 32.000 millones de euros únicamente en intereses, por lo que se hace necesario establecer por Ley el equilibrio presupuestario y disminuir la deuda.
Además del tamaño del Estado y su deuda, bajar los impuestos es algo que se debe hacer por decencia política y por inteligencia económica, hay que disminuir IRPF, sociedades y cotizaciones, además no deben existir otros impuestos que drenan tanto el ahorro como la propiedad.
Con un problema de inmenso calado como el paro, que es mucho más que un problema económico, hay que facilitar la contratación sin miedo, bajando cotizaciones, desmontando la sobrerregulación para contratar, con un único contrato sin indemnizaciones que disuadan esa contratación y con acuerdos laborales por empresa que no estén sometidas al tutelaje sectorial o territorial, porque establecer leyes de bronce para contratar lo que hace es impedirlo.
Otro nocivo problema que tenemos en España es la fragmentación del mercado interior. No puede ser que las empresas españolas se estén peleando continuamente con la normativa dispersa y contradictoria de las autonomías, fuente de gasto innecesario que lastra la competitividad empresarial, situación que se repite en cuanto al desenvolvimiento de las actividades profesionales que hacen que sea imprescindible establecer la licencia profesional única que garantice actuar o instalarse en cualquier lugar de España, ya sea arquitecto, agente comercial, farmacéutico o una estación de ITV.
Esto es lo que pienso que ocurrirá cuando finalice el secuestro, pues con las sectarias actuaciones que se anuncian tardaremos una década en salir adelante si no nos instalamos definitivamente en la miseria, todo ante la inacción de una sociedad que en grandes capas es acomodaticia, cobardona y piensa que el Estado debe solucionarles la vida.