No estábamos acostumbrados, desde 1977 la historia de España es una historia de éxito a pesar de los gobiernos. La Nación alcanzó en libertad, estabilidad política y desarrollo económico estándares no imaginados cuando la dictadura.
Entonces llegó 2008, en donde el endeudamiento, el gasto público sin control y el dinero artificialmente barato incubaron una crisis que ocultada por el Gobierno reventó con violencia en 2011, poniendo a los españoles ante una situación como no se había conocido, provocando inicialmente desconcierto, luego incredulidad para finalizar cabreando a la gente como nunca lo había estado.
En estas estábamos, con los efectos de la crisis 2008 / 2011 demasiado recientes cuando en Enero de 2020 se conoce la existencia del CORONAVIRUS.
Sabemos también, confesión de Yolanda Díaz aparte, que la Organización Mundial de la Salud y también la Unión Europea por medio del Centro de Control y Prevención de Enfermedades alertaron de lo que se venía encima. Estas informaciones no se hicieron públicas, la gente no pudo actuar, adoptar sus propias medidas de prevención. Para que semejante chapuza se diluyese en el ámbito de las actuaciones políticas se maniobró hasta convertir un problema sanitario en una actuación policial y una estrategia publicitaria, que como operación anestesia funcionó para los intereses gubernamentales, eso si, durante un tiempo que ahora da sensación de agotamiento.
Vemos ahora como agricultores y ganaderos muestran muy severamente su descontento, ello un colectivo muy atomizado e individualizado, lo mismo que se barrunta un kilombo de consideración a cuenta de los transportistas, mientras que los sacrificados compañeros del metal la montaron en Cádiz, aunque las cosas ya no son como antes, pues en cuanto les ensañaron la tanqueta, la lucha de clases se convirtió automáticamente en mesa de negociación.
En este ambiente de fatiga social aparecen también policías y guardia civil, que dicen, pobres, les van a dejar desprotegidos con los cambios que se anuncian en la, por ellos muy querida «Ley Mordaza» del malhadado Fernández.
Esto da sensación de movimiento, que está latente un cansancio un cansancio social ante la prepotencia del Estado con sus secuestros a la población, machacados por el Constitucional, sin que ello tenga consecuencias políticas, de las legales ni hablamos, que para eso tienen a disposición la Fiscalía General del Estado.
En España, restringir, socavar o limitar al libertad de la gente sale gratis, somo muy pocos los que decimos algo, quizás sea por tener al CNI, a la Guardia Civil, la Oficina de Coordinación Cibernética o al Departamento de Seguridad Nacional de Presidencia del Gobierno, aunque a pesar de todo esto, de la desinformación y la propaganda que obscenamente se publica en medios «bien engrasados» y periodistas ? «de pesebre» la desconfianza y el notable rechazo social están ahí, en toda dirección : ciudadanos contra ciudadanos, ciudadanos contra el Estado y los jenízaros de cada partido atentos al panorama.
La gente ha soportado en primer lugar los muertos, también están los que se han quedado sin empleo, sin sus negocios y bienes, la ruina del Estado. Demasiadas cosas han provocado una desconfianza que parece profunda y cuya grieta fue provocada por un Estado que después de secuestrar a las gentes, les envió la policía amparada en la «Ley Mordaza» con un entusiasmo represor propio de otras causas lo cual ha creado un muro de desconfianza ante aquellos que entienden que la salvaguarda de la vida, la garantía de la libertad y de la propiedad han quedado en segundo plano ante la represión y defensa gubernamental.
La vida ha sido destino de tanatorio para más de 100.000 personas, la propiedad de negocios sobre los que se sustentaba el bienestar de las familias en caída libre, las libertades ciudadanas en almoneda por un Estado de alma y pulsión absolutista, colmatada de dirigismo y prohibiciones.
El trampantojo de las ayudas y el escudo social también ha cabreado mucho. No ha sido lo que la propaganda prometía, además de la escasez y dificultades para llegar a tales beneficios estaba la insoportable burocracia para desesperación de los aspirantes, que se han quedado como la mujer de Lot pegados la teléfono.
El comportamiento de los precios se soporta mal en las economías medias a las que pegan mordiscos muy sensibles a ingresos muchas veces afectados por el desempleo. La evidencia de esta desconfianza de la gente en el futuro es que a pesar de la caída de los ingresos que el paro y la inflación provocan, el ahorro de las familias españolas se situó en el 20 % de la Renta Disponibles.
También esa otra parte de la sociedad que está desconcertada y con sus buenos grados de enfado por los acuerdos con algunos grupos políticos, BILDU / ERC, que queriendo desgajar España como objetivo político principal les ven tomando decisiones de gobierno junto al de la Nación, contribuyendo a la dureza y la fatiga social que provocan los tiempos que nos está tocando vivir.