La avispa

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Asistimos últimamente a una curiosa campaña publicitaria en favor de la avispa y no me estoy refiriendo a la mítica y añorada librería de la madrileña calle de San Mateo, auténtico lugar de culto del teatro español, sino al insecto himenóptero que está siendo objeto de la última operación publicitaria de los muy concienciados miembros de  Greempeace siempre dispuestos a iniciar campañas sobre problemas generalmente inexistentes o muy magnificados, eso si, siempre que estos asuntos tengan lugar en Naciones democráticas en donde el Hábeas Corpus y las garantías judiciales estén vigentes, porque a Greempeace que es tan burocrática como cualquier Ministerio, organizar sus habituales gamberradas en Países que sufren dictaduras como que no, que les da cosa.

Greempeace ha tenido ocasiones de sobra para montar sus groserías protestando contra verdaderos desastres que han tenido lugar en todos los continentes, pero de hecho, la realidad es que no han mostrado en mínimo interés. Mudos han estado, inanes.

Algunos casos del autismo de Greempeace…? El Mar de Aral. Durante años a causa de la acción humana en la Unión Soviética se hace desaparecer el Mar de Aral, a cuenta de la construcción de 45 embalses, más de 80 presas y 32.000 kilómetros de canales que hurtaron 48.000 millones de metros cúbicos de agua al Aral hasta convertirlo en un desierto de sal y ántrax. Hemos visto a los esforzados miembros de Greempeace decir algo…? Alguna protesta, una queja por nimia que fuese… pues no, nada, el silencio.

No crean que fue porque no  se enteraron, nada de eso, cuando se produjo el desastre de Chernóbil tampoco nada, si acaso algún comentario tan sutil, tan matizado, tan contenido que parecía tratar de ser inadvertido. Y eso que el nuclear es uno de los mantras favoritos de tan selectiva organización, porque puestos a comparar podemos hacerlo con sus quejas a cuenta del terremoto ocurrido en Japón y el accidente de Fukusima.

Otro de los grandes desastres medioambientales que el mundo ha padecido ocurrió en China con la llamada Presa de las Tres Gargantas, monstruosidad ecológica producida por la mano del hombre. A Greempeace no pareció inquietarles el desvío de ríos como el Yangtse, ni la extinción de especies animales ni las perdidas culturales de la era paleolítica o el desplazamiento forzoso de millones de personas. Nada de esto hizo que los heroicos de Greempeace se movilizasen, ni se les ocurrió poner una de sus habituales pancartas o descolgarse por las murallas de la Ciudad Prohibida.

Eso lo hacen únicamente en las democracias, en donde rápidamente después de cada una de sus gamberradas habituales, los bien engrasados gabinetes de comunicación de los que disponen empiezan  a propagar la idea de los simpáticos que son, lo concienciados  que están y lo que les preocupa el medio ambiente. Si, pero todo ello muy selectivamente.

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