La gente acaba hartándose

Estas últimas elecciones europeas han provocado movimientos políticos no solamente en las instituciones bruselenses, también han convulsionado la política interna de diferentes países, en donde la muy estatista, intervenida y endeudada Francia resulta el ejemplo perfecto.

Son muchos años con el consenso de socialdemócratas y democristianos, tan intervencionistas y partidarios de  «lo público» los unos como los otros, de una Unión Europea cada vez más omnipotente, con mayor normativa oprimiendo al común, que llega a poner en solfa el más importante proyecto político de la contemporaneidad.

En los años noventa del pasado siglo cae el muro de Berlín y cuál fichas de  dominó las criminales dictaduras comunistas empiezan a declinar. Esta nueva situación obliga al acomodo de los comunistas que se resisten al retiro de la cosa pública y que tienen que distraer su procedencia, unos se incorporan a los partidos socialistas clásicos, otros crean movimientos  con el apellido comunista convenientemente soslayado puesto que aquello de la dictadura del proletariado está tan desacreditado que abren nuevas áreas de actuación para seguir en el «candelabro», así las minorías, el medio ambiente o los derechos LGTBI fueron campos que empezaron a explorar como ámbitos para hacer política a los que añadieron en años posteriores la inmigración, esto completó el poker de instrumentos a utilizar como arietes contra las democracias liberales que les habían derrotado y a las que odian como solo las negras almas totalitarias del comunismo son capaces de odiar la libertad.

El escenario perfecto lo han encontrado en la Unión Europea que reúne todos los requisitos : produce el 22 % del PIB mundial y gasta el 50 % en salud y asistencia social. Es decir, mejor imposible, libertad,  respeto a los DD.HH y bienestar, escenario ideal para que la extrema izquierda se ponga a destruir.

Puestos a ello y contando con el papanatismo europeo, las termitas burocráticas de los aparatichs, el monstruo normativo y la tontuna de meapilas,  buenísimas y progres que llevan treinta años imponiendo políticas sin respaldo ciudadano mayoritario, únicamente alimentos por la opinión publicada y emboscados de la extrema izquierda que en estas décadas han impuesto modelos de vida, directas medioambientales que destrozan a las empresas de la UE al no ser exigidas en muchos casos a sus competidores, la imposición de molinillos y demás artilugios de dudosa eficacia y costes desmesurados, al tiempo que la limpia y eficaz energía nuclear es objeto de trabas constantes, mientras se impone a tiempo determinado el coche eléctrico colocando ante el sol poniente a la industria automovilista  europea sus miles de empleos y su aportación al PIB comunitario, pero no importa, seguirán con la ridícula a la par que suicida política medioambiental que machaca a los agricultores y ganaderos que  soportan las ocurrencias de ecologistas y burócratas que no han visto el campo más allá de los documentales de la muy parcial y tendenciosa Euronews pero que les sitúan  ante el riesgo de osos y lobos, ello mientras entran en territorio UE productos agrícolas de terceros países sin exigencia de cumplimiento de las normas que a ellos les imponen, todo bajo la tumoral directriz de la Agenda 2030 que como nueva biblia de obligado cumplimiento se utiliza para que la unión se suicide sin posibilidad de queja alguna, sopena de ser tildado de … extrema derecha !!! of course.

Una de las características de esta Unión Europea que representa el 7 % de la población mundial y convertida en un páramo demográfico  es que asiste, en muchos casos atónita, a la entrada de inmigrantes sin control empujados por los negocios y mafias que mueve personas que llegan con otros hábitos, comportamientos y religiones en donde la libertad, la laicidad del estado y la separación de poderes no forman parte de sus creencias, poniendo en cuestión con sus actitudes diarias la convivencia civilizada de esta vieja Europa, con la complicidad de la extrema izquierda y el tancredismo del poder político que llevan al modelo hasta el borde mismo del agotamiento. Son demasiados años gastando y quitando libertad a la gente.

Esta situación hace que bastantes personas se estén hartando al ver deteriorados sus ámbitos de libertad, democracia y bienestar material, reaccionando como se ha visto en las últimas elecciones europeas, llegando a provocar movimientos políticos de calado en distintos países.

Ahora están los aparatichs, los burócratas, buenistas, meapilas, clamando cual plañideras y preguntándose,  que ha pasado … ? pues ha pasado que mucha gente se ha hartado de políticos y sus políticas intervencionistas que toman decisiones ajenas a los intereses del común, que tienen dificultades y se empobrecen mientras asisten a la llegada de inmigrantes que les cuestan dinero al mismo tiempo que provocan intranquilidad para su vida en democracia.

Asi  que ya saben, aunque esto ha sido el principio de un cambio más profundo que no se detendrá con promesas sin contenido ni opiniones publicadas con más de lo mismo, sino con las modificaciones de calado que la esclerotizada Unión Europa necesita y tantos votantes reclaman, aunque sería estúpido negar que existe otra parte de sociedad enferma de corrección política.

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Una respuesta en “La gente acaba hartándose

  1. Antonio Saiz Pi dijo:

    No me parece muy justo para la izquierda que la critiques en base al interés por enterrarse en grupos más genéricos en el parlamento europeo y menos con afán de «hacer negocio». El Parlamento Europeo tiene espacios políticos e ideológicos para todos incluso para los que no creen en la UE, y en este caso incluyo a Vox entre otros que sinvergüenza alguna, se presentan a las elecciones como paraguas para seguir haciendo política.

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