Objetivo : Destruir el turismo

Durante años las personas han querido viajar, conocer y además descansar.

Han deseado moverse, ver, ser libres.

Esa aspiración, ese deseo se puede realizar en las sociedades capitalistas, en donde la democracia y la libertad están instaladas y los estándares de bienestar permiten que mucha gente sea viajera o turista.

Existe en España elaborado por el Instituto Nacional de Estadística, INE, un magnífico documento : «Encuesta continua de presupuestos familiares», que ha venido señalando en las últimas décadas a que dedican las familias españolas su dinero, la evolución de sus hábitos y comportamientos de gasto, en donde el grupo denominado «Ocio y cultura» adquiere con el paso del tiempo mayor peso porcentual hasta quedar instalado definitivamente en la conducta del consumo familiar.

Es decir, la libertad de las personas, su toma de decisiones racional, hace que el ocio llegase para no marcharse, y claro ¡ los grupos refractarios a la libertad no pueden consentir que la gente decida libremente que hace con su dinero.

Este movimiento contrario al turismo capaz de poner de acuerdo a todas las tribus, ya sean anticapitalistas, antiglobalización, animalistas, sindicalistas caducos, progres o meapilas buenistas concienciados  les importa un pepino las indudables ventajas que el turismo aporta a la economía y el empleo nacional.

Dada la magnitud que tiene el turismo y ante el perjuicio que estos comportamientos pueden ocasionar a la economía, conviene dejar claramente reflejada la importancia que el sector tiene.

El sector turístico alcanza en España más del 10 % del PIB y en el trabajan más de 2.500.000 personas, pero no es «solo» esto, es mucho más, es un potente empuje para otros subsectores de los servicios además de un impulso para el sector industrial.

La industria tiene que fabricar para el turismo camas, sillas, mesas, colchones, lámparas, frigoríficos, cocinas, menaje, ropa, uniformes, etc, etc… mientras que los transportes, la publicidad, las RR.PP, el sector alimentario o el comercio son otras de las actividades económico -empresariales directamente afectadas, con lo cual, sin exageración alguna podríamos estar hablando de otros 4 / 5 puntos de PIB generados por el impulso turístico.

Por si esto no fuera suficiente, gracias al turismo se contribuye a mantener la balanza de pagos en situación de superávit, más de 20.000 millones de euros, que se debe exclusivamente a los ingresos generados por el turismo.

Como los datos son tozudos e incontestables, los enemigos del capitalismo, de la libertad, se inventan la melonada según la cual el turismo produce deterioro en las ciudades y dificulta la vida cotidiana de la gente. Nuevamente la realidad se impone a la mentira, es precisamente el turismo quien mejora los entornos, las ciudades, las dotaciones de esparcimiento o los transportes, mejoras estas que los habitantes de los núcleos y ciudades turísticas son los principales beneficiados.

Conviene no perder la perspectiva, el principal objetivo de estas tribus, ya sean anticapitalistas o meapilas buenistas  concienciados, es erosionar primero, para acabar después con las libertades, tanto de las personas como de las empresas, tratando de implantar los modelos socialistas generadores de miseria y falta de libertad que les caracteriza, aunque en este proceso no les importe caer en contradicciones como es defender a Cuba con su industria turística, jineteras incluidas.

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