PUBLICADO EN DIARIO MONTAÑES 11 enero 2015
La tradición de muchos países reserva un momento al año, en el que quienes dirigen a sus pueblos hacen llegar a sus ciudadanos un mensaje navideño junto al deseo de venturas. Pero como España se ha convertido en un revoltijo de ridículos estaditos, los dirigentes de las Comunidades Autónomas con televisiones públicas que todos pagamos y que nos dejan una continuada deuda en las espaldas, no pudieron sustraerse a la tentación. Se encuentran tan encumbrados entre oropeles que, rodeados de boato, como gobernadores de sus ínsulas de Barataria, y aire de monarcas, imitaron a los estadistas del mundo, dedicando unos minutos a exponerse, rodeados de la parafernalia diseñada por sus asesores de imagen, con planos aéreos, fantásticos encuadres, despachos de lujo, para hacernos creer lo que nadie cree. Todos hablando de unidad, prometiendo trasparencias translúcidas y prosperidades por su gestión. Solo faltaron a la cita aquellos que no tenían una televisión pública a sus ordenes. Bendito sea Dios.
Y ahí estuvieron el Presidente de la Generalidad catalana dando su esperado mitin, el de la valenciana expuesto en un magnífico salón gótico, el del País Vasco tan serio como enfadado en su despacho, el de Galicia como si vendiese automóviles, el de Extremadura en algo tan navideño como una bodega, los de Madrid, y las de Andalucía y Castilla-La Mancha, con la misma cantinela. En sus tresillos o despachos de alta gama, o en minimalistas exhibiciones de vehículos como un vendedor de coches o al calor de una chimenea o paseando entre naranjos, con el esperado mensaje y la misma cara de felicidad por el trabajo realizado, aunque al Presidente de Canarias, que tras llevar un año rechazando la posible existencia de fuentes petrolíferas en sus costas, se acercó a una escollera donde se le escapó un triste gato recorriendo un callejón. Hablando de unidad, prometiendo trasparencias translúcidas y prosperidades que no llegan. ¿Imaginan que los delegados del Gobierno o a los alcaldes de cada localidad con el mismo discursito?. Al fin y al cabo, también son representantes del Estado.
¿Se imaginan al gobernador del cantón de Zurich, al del estado de Nebraska o al presidente del lander de Magdeburgo haciendo lo mismo?. No los busquen, porque en los países serios esa misión queda reservada para los jefes de Estado y casas reales. El resto envía un mensaje por Twitter o un Christmas, pero no se exhibe como si de ellos dependiese la felicidad de sus súbditos.
El Rey escogió para su magnífico mensaje, un decorado falseado donde la bandera de España tenía la misma importancia que un cenicero, hablando de asuntos nacionales de interés general, pero los demás recorrieron sus logros personales o callaron sus egoísmos, mientras la ciudadanía, les prestaba la misma atención que a un anuncio de televisión o aprovechaban para zapear en busca de algo mas interesante. Al menos la publicidad paga sus espacios, pero estos lo hicieron sobre nuestros impuestos, y entre todos seguimos manteniendo la deuda millonaria de las televisiones públicas, donde estos personajes pretenden darnos la imagen de grandes estadistas, llenos de responsabilidad.
Habría sido mas normal que con ánimo de desahogo utilizarán una rueda de prensa o hablasen en sus propios parlamentos regionales, cada uno hubieron dicho lo que les correspondía, atendiendo a lo que la oposición les replicase sin aprovecharse de un escenario propio, cuidando sonido, imagen o mensaje. Este se refleja en los hechos, en sus actuaciones, en su credibilidad o confianza, y no en discursitos almibarados entre sonrisas, con el deseo de una feliz Navidad y próspero Año Nuevo. Pero detrás ese cada mensaje puede adivinarse una gestión partidista, el escondrijo de la corrupción, la ocultación de la mala gestión, el acrecentamiento de un ego, sin que nada nuevo se añada. ¿Alguno ha dicho algo trascendente?. ¿Ha habido algún mensaje claro sobre su gestión y su futuro?. ¿ Algún oyente se sintió identificado o satisfecho ?.
Pero nada, todos tan contentos. Mecachis, que guapo soy.