Innovación educativa en Decroly

El concepto de innovación es bastante complicado de precisar con pocas palabras. Existen muchas definiciones, algunas, un tanto ambiguas. Con carácter general se puede afirmar, de una forma sencilla y resumida, que la innovación, en una entidad, es aquel conjunto de actividades que son necesarias para desarrollar nuevos productos y servicios o mejorar los existentes, con impacto favorable en la sociedad y, de forma más específica, en el sector en que se desenvuelve esa organización.

 

Sin embargo, cuando hablamos de innovación educativa, yo lo tengo más claro. Existe innovación educativa cuando incorporamos, por ejemplo, una metodología nueva, diferente, activa y participativa en el proceso de enseñanza – aprendizaje o en la estructura organizativa del centro. Cuando esa metodología altera los tradicionales estereotipos –sustituyendo el concepto enseñar, por aprender; actividades instructivistas, por otras constructivistas y cooperativas-; introduce novedades originales y actualiza los resultados de aprendizaje, pude ser calificada como innovadora.

 

Innovar es sinónimo de progresar, reformar, descubrir o perfeccionar. Ahora bien, para que exista innovación todos los actores participantes deben aceptar y asumir el compromiso creativo que implica la cultura de la mejora continua, del cambio hacia la excelencia. DECROLY, en cuanto proveedor que proporciona un servicio educativo de máximo interés social, y que afecta a toda su comunidad educativa, incluidos los agentes económicos y sociales, quiere ocupar por mérito propio, un espacio en el sector de la educación y formación próximo a la excelencia, a través de su compromiso irrenunciable con la creatividad e innovación educativas. Innovar significa también posicionarse, con una actitud positiva, ante los necesarios cambios que la sociedad del siglo XXI nos demanda y, en ese sentido, DECROLY es hoy un referente en nuestra comunidad autónoma.

 

La innovación forma parte del ideario de Decroly. Todas nuestras manifestaciones y actuaciones educativas internas y externas se encuentran impregnadas de tinte innovador. Decroly Digital puede ser, creo yo, una  muestra de la multitud de evidencias en las que el profesorado y alumnado, particularmente, demuestran ese espíritu creativo e innovador propio de las entidades modernas, de las organizaciones del siglo XXI.

 

La innovación es el elemento clave de la competitividad. Yo no pierdo la ocasión, siempre que se me presenta la oportunidad, de alabar el compromiso innovador colectivo de nuestra comunidad educativa decroliana por impregnar su diario trabajo de originalidad y talento, para acercarse al perfil de los jóvenes escolarizados en nuestra institución. En DECROLY, nos sentimos comprometidos a incorporar un toque de originalidad a nuestro trabajo, a cambiar cada día positivamente, en un contexto innovador permanente.

 

Nuestros alumnos son ciudadanos de este siglo que demandan una formación en competencias personales, profesionales y sociales que ya exige hoy la sociedad del conocimiento. A través de estrategias pedagógicas innovadoras facilitamos el desarrollo personal de nuestros alumnos y contribuimos a la mejora continua de la competitividad de las empresas. Además, estas actuaciones profesionales nos colocan a los docentes en la modernidad, también. Queremos ser, ¡y lo somos! profesionales del siglo XXI.

 

Favorecer el aprendizaje a lo largo de toda la vida se ha convertido en una prioridad innovadora de primer nivel para DECROLY. Esa determinación forma parte de nuestra idiosincrasia y de nuestro Ideario y Proyecto Educativo, desde que se fundara nuestra entidad en 1978. Sin embargo, nuestra posición se ha fortalecido considerablemente con la entrada del siglo, a partir de enero de 2001 y, más significativamente, si cabe, por la influencia de la Ley de las Cualificaciones y toda la normativa básica y autonómica que la desarrolla. El Programa de Aprendizaje Permanente 2007 – 2013 ha contribuido, asimismo, a posicionarnos entre los centros más pioneros e innovadores de España, a través de la participación en los subprogramas Erasmus, Grundtvig y Leonardo da Vinci, principalmente.

 

DECROLY ha realizado un esfuerzo sin precedentes para favorecer valores relacionados con la dimensión europea de la educación y formación. Una parte muy considerable del profesorado, en esta última década, ha trabajado durante años por el intercambio, la cooperación y la movilidad en la Unión Europea, hasta límites jamás imaginados. Nuestra contribución a la creación y consolidación de la denominada sociedad del conocimiento, no tiene parangón. ¡Por nuestras obras nos conocerán!, reza el refrán popular. El mérito, ¿de quien es? De todos. Y ¿quién es todos? Fuenteovejuna, diría Lope de Vega. Yo afirmo, también, con una sola palabra, que el mérito es de DECROLY.

 

Para concluir estas líneas de reconocimiento generalizado del profesorado decroliano en materia de innovación, voy a posicionarme ante esta comunidad educativa. Creo  que ha llegado el momento de ordenar todas las actuaciones innovadoras de DECROLY, en torno a un departamento específico de innovación. Será un departamento reducido, integrado por dos o tres personas. Su misión consistirá en ordenar, impulsar y gestionar todas las actuales estrategias de cambio que permitan mejorar la calidad del servicio educativo que proporcionamos. Por otro lado, ese departamento tendrá la misión de proponer y fijar los objetivos de innovación, a la vez que se convertirá en el motor de nuevas prácticas que nos mantengan en ese lugar privilegiado de centro de excelencia que se adelanta a las demandas de la convulsa sociedad en la que vivimos.

 

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