Pedagogos del siglo XX

En el umbral de la era digital, de la que tanto se escribe a diario, un recuerdo a los ilustres pedagogos del siglo XX nos permitirá reflexionar sobre los sólidos pilares en los que se sostiene la educación de este milenio, apenas comenzado

La publicación de los nuevos planes de estudio en los programas de cualificación profesional inicial (PCPI) y de los ciclos formativos de grado medio (CFGM) y superior (CFGS), derivados de la implantación y desarrollo de la LOE, requiere una permanente actualización tecnológica de los centros y pedagógica de los profesionales docentes responsables del subsistema educativo de la formación profesional.

 

Una de las características de los CFGS hace referencia a la incorporación en el plan de estudios de un módulo de Proyecto. En mi opinión, la correcta gestión de este módulo formativo marcará la diferencia en relación con el plan de estudios anterior, en ese nivel educativo. Recordemos, por otro lado, que los CFGS pertenecen al ámbito de la educación superior. La elaboración de un proyecto exige una puesta en acción de todo un elenco de capacidades y competencias que deberán ser plasmadas en un documento con valor relevante y que demuestre la capacidad investigadora del alumnado. El profesorado guiará y orientará, permanentemente, el desarrollo de esa experiencia investigadora.

 

Si volvemos la vista atrás, y nos detenemos en los máximos exponentes de la pedagogía moderna que surgieron en el pasado siglo XX, encontraremos en un lugar prominente a William Kilpatrick, a quien se le atribuye la autoría del método de proyectos, gracias a la publicación de su obra «Desarrollo Proyectos”. Hay expertos que afirman que Kilpatrick, más que una técnica didáctica sentó, en aquel libro, las bases y fundamentos del diseño de planes de estudios de formación profesional.

 

Pero las grandes obras tardan en aplicarse en la práctica. El método de proyectos comenzó a tener una cierta relevancia en España a partir de los años 90, fecha en que tuvo un especial protagonismo el denominado constructivismo pedagógico, una teoría que propone que el individuo construya su propio conocimiento. En esa misión el docente es sólo uno más que aprende y que, en cierto modo, asesora a los alumnos. El constructivismo se encuentra totalmente vigente en la actualidad, por su permanente búsqueda de ideas innovadoras aplicables en el aula, con la inestimable ayuda de las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC).

 

Aquellos históricos pedagogos, a quienes hoy se les atribuye la autoría de esta aportación a las ciencias de la educación, formaron el primer movimiento pedagógico del siglo XX. Me interesa señalar, junto a William Kilpatrick, a John Dewey, en los Estados Unidos; a Maria Montessori, en Italia; a Jorge Kerschensteiner, en Alemania y a Ovide Decroly –cuya pedagogía me impactó desde mi época de estudiante de magisterio e inspiró la denominación de nuestra entidad-, en Bélgica. Recomiendo una lectura de las aportaciones de los personajes citados porque constituyen, junto a otros, una corriente pedagógica de una indiscutible actualidad.

 

La elaboración de un proyecto, en el contexto de un plan de estudios de formación profesional, tanto en el ámbito de la educación secundaria (CFGM) como de la educación superior (CFGS), en los que actúa cotidianamente Decroly, requiere una reflexión del conjunto del claustro y de cada equipo de profesores de familia profesional. A ello invito, a través de estas líneas.

 

Nadie mejor que el equipo docente de cada ciclo para definir cada proyecto; fijar sus objetivos y plan de acción; establecer criterios para su ejecución individual o en grupo; definir metodologías activas y participativas; determinar o proponer las herramientas TIC u otras propias de la escuela 2.0; asesorar, informar y orientar a los participantes durante su desarrollo y establecer los adecuados mecanismos de evaluación y refuerzo de los resultados parciales y finales del mismo. En definitiva, como proponía John Dewey, considerado por todos los expertos como el padre de la pedagogía moderna, –learning by doing– aprender haciendo.

 

Invito a nuestros profesionales docentes, también, a revisar las docenas de trabajos/proyectos elaborados por cientos de alumnos de Decroly que realizaron en nuestro centro los estudios de  CIT –Cambridge Certificate in Information Technology-; DIT –Cambridge Diploma in Information Technology-; CBS –Cambridge Certificate in Business Skills y, ¿Cómo no? tantas y tantas tesinas –dissertations– de todos aquellos alumnos que pasaron por Jovellanos desde el año 1996.

 

Aquí, esto lo indico particularmente para los docentes que se han incorporado a “bordo” de Decroly en los últimos años, pueden aportar una extraordinaria experiencia la mayor parte de los profesores veteranos de Decroly como Miguel Ángel Rodríguez, Antonio Medrano o Sergio Ibáñez, entre otros, que fueron el verdadero alma mater de estos programas durante años.

 

Sirvan estas líneas para llamar la atención de una metodología activa y participativa para que el alumnado alcance el éxito y la excelencia en el aprendizaje; en la que el estudiante adquiera un protagonismo fundamental; basada en la realización de proyectos y resolución de casos y problemas; apoyada en las actuales herramientas TIC, que enriquecen nuestra actividad profesional.

 

Finalmente, actualicemos nuestra cultura pedagógica leyendo a los ilustres pedagogos antes citados y… ¡a otros! como Piaget, Vigotsky o, el recientemente nominado Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales, Howard Gardner, si nos aburrimos este verano.

 

Por todo lo anteriormente expuesto, ante el reto que ello representa, debemos conjurarnos todos los profesionales docentes de Decroly, con el apoyo del equipo directivo y de los departamentos de familia profesional, para hacer de nuestra institución un centro de referencia prioritaria en los círculos educativos de nuestra comunidad autónoma.

 

 

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