Hace exactamente un mes que la Ministra de ciencia y educación alemana, la señora Annette Schavan dimitió de su cargo. Como noticia ya no vale nada. Vivimos en una sociedad en dónde todo lo que acaeció antes de ayer ya no interesa.
Como yo no resisto guardar lo que pienso al respecto, explico, para aquellos que en la vorágine del día a día informativo se perdieron esta noticia, lo que sucedió un día como hoy hace exactamente un mes.
Annette Schavan, amiga personal de Angela Merkel y una de sus más estrechas colaboradoras, dimitió el día 8 de febrero de 2013 de su cargo de Ministra de educación y ciencia de la República Federal de Alemania. La ya exministra presentó su dimisión a su amiga de confianza después de que la Universidad de Düsseldorf le retirase su título de Doctorado por haber utilizado textos sin citar y por tanto incurriendo en plagio en su tesis doctoral defendida hace 33 años. Aunque ella decidió recurrir la decisión de la Universidad catalogándola de “injusta”, determinó por otro lado presentar su dimisión, porque según ella “ el cargo no puede sufrir daños”.
Recapitulando para aquellos que se hayan quedado patidifusos, con la boca abierta o simplemente hayan sentido una envidia abrumadora.
La señora Schavan dimite como Ministra de Alemania porque la universidad donde estudió 33 años atrás, le retira su título de Doctorado por un posible plagio, que está aún por determinar. Y la mujer dimite porque cree en la importancia de su cargo por encima de su persona. Eso se llama responsabilidad política y nosotros y nuestros políticos deberíamos aprender algo de ello.
Además no es la primera vez que ocurre este situación en un gobierno de Angela Merkel. En el 2011, el Ministro de defensa Karl Theodor zu Guttenberg se vio obligado a dimitir por la misma razón, aún siendo el Ministro mejor valorado del gobierno alemán.
Hace un par de días que leí el último artículo de nuestro Austriaco en la Machina “Nada sale gratis”. Pues haciendo referencia al título, en Alemania no sale absolutamente nada gratis. El que la hace, la paga. Da igual que haya sido hace más de 30 años, la importancia del cargo no puede permitir ningún tipo de confusión o desorden. De hecho fue el presidente de las Asociación de Estudios Superiores uno de los que instó hace un mes a la ministra a dimitir “La credibilidad es fundamental. Sólo podremos tener éxito a nivel internacional si se confía en la validez de nuestros títulos” dijo. No puedo estar más de acuerdo con estas palabras.
Estoy convencido que el lector sabe muy bien a dónde me quiero dirigir. ¡Señores! ¡Qué envidia! Resulta hasta obscena la comparación con nuestro país. Sí, hombre, hablo del país dónde nadie dimite, se acusa sin pruebas, se agarra uno lo máximo posible a la silla, el país donde vale todo, el de la corrupción, el de políticos imputados que no se levantan de su asiento… Me da hasta vergüenza ajena empezar a comparar comportamientos políticos. Por otra parte, quizás sería difícil, dado el número de Doctorados en nuestros gobiernos. En eso, seguro que ganamos por goleada, no se puede plagiar una cosa que no se tiene.