La educación y formación, una inversión en bienestar de los ciudadanos y productividad de las empresas

Es difícil prever las necesidades del mundo empresarial más allá de las que conocemos hoy. En la actualidad, como viene sucediendo desde hace años, vivimos en un mercado laboral impredecible, con cambios continuos, donde los puestos de trabajo no son como antaño.

 

El concepto clásico de trabajo ha experimentado una enorme transformación en nuestro país. Hace unas décadas el trabajador ofrecía su trabajo por un sueldo en un tiempo determinado. Como contrapartida, el empresario le ofrecía, además, estabilidad. Hoy esta ecuación ha cambiado de incógnitas y podemos trabajar desde casa; sin un sueldo fijo, ya que puede depender de incentivos y constatamos que el riesgo que antes solo tenían las empresas, ahora también se ha trasladado al trabajador. La estabilidad en el empleo se ha debilitado. Empresas y trabajadores afrontan un nuevo escenario consecuencia de la mundialización de la economía, el impacto del progresivo desarrollo tecnológico y las reivindicaciones de un mercado cada día más competitivo. Este panorama exige por parte de todos, trabajadores y empresas, polivalencia y adquisición continua de nuevas habilidades.

 

En este contexto, la educación y la formación adquieren un protagonismo creciente como factor clave de producción, complementando a los tradicionales papeles desempeñados por trabajo y capital. Por ello, las sucesivas reformas y adaptaciones del sistema educativo español y cántabro, en estos primeros años del siglo XXI, han incorporado a los interlocutores sociales a la Educación y facilitan el impulso de actuaciones para fomentar la movilidad de estudiantes y profesores, entre otras medidas. Es necesario, sin embargo, acometer una reflexión colectiva para redefinir la función social del profesorado, reconocer y dignificar su trabajo y establecer un proceso permanente de evaluación. Todas estas medidas citadas suponen una inversión en la productividad y el bienestar colectivo de los ciudadanos.

 

En nuestro país se ha establecido un modelo que otorga condiciones de igualdad en el acceso a la educación, formación a lo largo de toda la vida y generalización en el acceso a las nuevas tecnologías. No acceder a estas condiciones conlleva a la aparición de un nuevo analfabetismo de consecuencias preocupantes, no solamente en el ámbito del empleo sino de tipo social, también.

 

En la cumbre de Lisboa del año 2000 sobre empleo y competitividad se fijaron objetivos concretos y se estableció un calendario para acelerar la introducción de las nuevas tecnologías en los sistemas de aprendizaje. La entonces comisaria europea de Educación, Viviane Reading, presentó la iniciativa «e-learning» -aprendizaje electrónico-, adoptada por la Comisión Europea en mayo de ese mismo año, destinada a «paliar las debilidades y retrasos de la Unión Europea respecto a Estados Unidos en el desarrollo de la sociedad de la información». La transición de los sistemas educativos a la sociedad del conocimiento es una tarea ingente. Un papel protagonista de primer nivel debe atribuirse a los profesionales docentes. Sin embargo, la mitad de los profesores españoles tiene más de 50 años de edad, lo que indica el esfuerzo de formación en nuevas tecnologías que debe realizarse entre este colectivo.

 

Las características de la formación inicial de los futuros trabajadores, así como la  formación continua que demandan las empresas, necesita una sólida cimentación en valores y actitudes positivas, compatibles con el trabajo, el esfuerzo, el compromiso o el afán de superación. Ciertamente no son asignaturas que vengan en un currículo, pero a poco que pensemos podemos constatar que estas características se empiezan a asentar desde edades muy tempranas.

 

Otro aspecto importante que reclaman las empresas a sus trabajadores tiene que ver con competencias básicas, tales como la capacidad comunicativa, matemática y, en los últimos años, informática. A esto se une otra demanda que alude a la necesidad de poseer, adquirir y/o desarrollar competencias clave que tienen que ver más con las habilidades sociales, el trabajo en equipo o el espíritu emprendedor. Otra vez estamos hablando de cuestiones que se inculcan y que se van aprendiendo desde que somos pequeños y a lo largo de toda la vida.

 

Si aceptamos que las características antes enunciadas deben poseerlas los trabajadores, debemos también afirmar, entonces, que desde el mundo educativo debe hacerse un esfuerzo por potenciar esas capacidades clave anteriormente descritas.

 

La evolución histórica de DECROLY como proveedor de formación, en relación con las ideas anteriormente citadas, se ha desarrollado en un marco de mejora continua del servicio proporcionado a los ciudadanos y a las empresas. En DECROLY  hemos consolidado una filosofía basada en implantar actuaciones pioneras al servicio de nuestros alumnos de formación profesional inicial y de formación profesional para el empleo, tanto en el ámbito del colectivo de trabajadores desempleados como de aquel otro de trabajadores en activo. Hemos estado a la vanguardia de todas las transformaciones educativas fruto de la implantación de los sistemas educativos desde 1978. Así, anticipamos, cuando la administración educativa nos dio opción, los Ciclos Formativos de Grado Medio (CFGM) y los Ciclos Formativos de Grado Superior (CFGS), al amparo de la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (LOGSE); los programas de Garantía Social (GS), en su día; los actuales Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) o los nuevos CFGM y CFGS que se derivan de la promulgación progresiva en aplicación de la Ley Orgánica de Educación LOE.

 

La formación permanente del profesorado y del personal de administración y servicios (PAS) constituye uno de los pilares básicos de nuestra estrategia empresarial en DECROLY. Un compromiso unánime de todos ellos les califica como unos profesionales actualizados, vanguardistas, en primera línea de las pedagogías más actuales en aprendizaje y desarrollo personal y profesional.

 

La dimensión europea de la educación y la formación profesional se ha convertido en una de los ingredientes más extendidos entre los alumnos, profesores y PAS. Así, profesores de CFGS de DECROLY fueron los primeros y únicos de toda España que participaron en el programa ERASMUS para impartir docencia en Lituania, Panevezys College, en el año 2008. Más tarde, en 2009, la universidad de Malta acogió a otros profesores de DECROLY con idéntica finalidad. La movilidad de alumnos, participando asimismo en programas ERASMUS para realizar prácticas en empresas de la Unión Europea, es un referente en nuestra organización y en la comunidad autónoma de Cantabria. La participación en proyectos Leonardo da Vinci, tanto de transferencia de innovación (TOI) como de asociaciones transnacionales, forman parte del diario quehacer de un significativo número de profesores, coordinados por Marta Guzmán Díez. El programa Grundtvig ha acogido la participación de varios profesores de DECROLY en distintas convocatorias celebradas en Italia, Malta y Lituania, desde que comenzara el Programa de Aprendizaje Permanente (PAP) 2007 -2013.

 

La incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) a la práctica docente diaria, en la formación profesional inicial, a través de los programas de aprendizaje CFGM; CFGS y PCPI, así como en las acciones formativas de dirigidas a los trabajadores desempleados y en activo, ha supuesto una aportación indiscutible de los profesionales docentes de DECROLY a las nuevas metodologías y actuaciones profesionales de aprendizaje en la sociedad del conocimiento en la que vivimos. Un significado especial, por lo que representa de trabajo en equipo y esfuerzo colaborativo, merece la puesta en marcha de una plataforma e learning que incorpora diez cursos de un total de cincuenta y dos acreditados por la Consejería de Educación en el ámbito del aprendizaje permanente del profesorado de Cantabria. Ese mérito debe reconocerse a nuestro departamento de Informática y al profesor Sergio Ibáñez Oláiz que pilotó el proyecto brillantemente. 

 

Para concluir, permítaseme hacer una proclama: “empresario, invierte en el capital humano de tu empresa”. Es tiempo de formación. Incorpora el aprendizaje permanente a la estrategia corporativa. Los resultados no tardarán en llegar. La formación en el empleo contribuye al desarrollo personal y profesional de los empleados y a la mejora de la calidad, competitividad y productividad de las empresas.

 

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