«Los jóvenes del siglo XXI conciben Internet y las tecnologías como un instrumento más de su vida. Por eso ha llegado el momento de dar un paso adelante. La tecnología es mucho más que una ayuda en la enseñanza o el aprendizaje. Ha de ser una herramienta pedagógica de igual valor y de uso tan habitual como los libros o los bolígrafos. Es la escuela del futuro, la escuela 2.0 a la que tenemos que llegar lo más pronto posible».
Esta afirmación de Mercedes Cabrera, hasta hace unas pocas semanas responsable del entonces denominado Ministerio de Educación, Política Social y Deporte (MEPSYD), en su comparecencia en la Comisión del mismo nombre en Congreso de los Diputados, el pasado dos de abril, concentra el espíritu de los cambios metodológicos en la práctica docente que debe incorporarse en un sistema educativo que forma parte de la Sociedad de la Información y del Conocimiento que nos toca vivir en este siglo XXI. Comparecencia de Mercedes Cabrera en el Congreso (020409).
Los profesionales docentes se enfrentan a una situación que exige desarrollar su trabajo dentro de un entorno virtual de enseñanza – aprendizaje, en un contexto muy distinto al de hace solamente unos pocos años, y todo ello por el impacto de Internet y las TIC en la sociedad y, por ende, en el sistema educativo. Los profesionales docentes se encuentran ante un alumnado cada vez más heterogéneo y diverso. Esa circunstancia exige una redefinición del papel del profesor y analizar, previo un diagnóstico exhaustivo, las funciones que debe asumir en la práctica docente diaria.
Es imprescindible una actitud positiva del profesional docente ante el reto de atender a un alumnado que exige nuevas maneras de comunicarse en un entorno escolar que no puede ir a rebufo de la evolución y desarrollo de la sociedad como consecuencia del impacto de las TIC. Hoy en día la escuela ya está informatizada y conectada a Internet. Sin embargo podemos afirmar que todavía debemos recorrer un tramo importante que conduzca a la alfabetización digital universal tanto de los alumnos como de los profesores. Cierto es que existe un gran déficit de tecnología si nos comparamos con la media de la Unión Europea –al 50%, más o menos, si hablamos del número de alumnos por ordenador- . Por ello, es una exigencia irrenunciable –en nuestro caso ante la Consejería de Educación de Cantabria- la reivindicación sobre dotaciones tecnológicas para los centros públicos y privados.
Ahora bien, limitaciones tecnológicas, presupuestarias, de recursos humanos y de cualquier otra índole siempre van a existir. Sin embargo, existen condicionamientos que tienen que ver exclusivamente con la formación y cualificación profesional inicial y permanente del profesional docente. Sobre formación inicial poco podemos decir a favor de las actuales generaciones de docentes. ¡Es lo que hay! Pero sobre la formación permanente hay mucho que hablar y grandes decisiones que tomar. En primer lugar, los profesionales docentes deben interiorizar el mensaje de que es precisa su adaptación inmediata, sin fisuras, sin excusas, a las tecnologías de la información y comunicación para utilizarlas en los cambios metodológicos que reclama una práctica docente diferente a la de antaño, a la del siglo pasado.
Y para enumerar algunas actuaciones y cambios que la sociedad y los alumnos demandan a los profesionales docentes, y a título de muestra, me permito identificar algunos sin que ello implique una categorización por orden de relevancia:
El currículo, por ejemplo, debe ser muy flexible para que permita ser adaptado a los frecuentes cambios sociales, económicos y laborales. El currículo estático, rígido, obligatorio, dejará paso a otro más flexible y adaptable, a otro más opcional, dirigido a la adquisición, asimismo, de competencias transversales imprescindibles en el mundo de hoy, en la sociedad de la información y del conocimiento, en la era digital. En este sentido, debemos afrontar el reto de posibilitar al alumno el diseño y construcción de su itinerario formativo.
La metodología docente, también, debe adaptarse a los tiempos presentes, a las necesidades, demandas y exigencias de los alumnos y sus familias. Las TIC, integradas en el día a día de la práctica docente, han permitido y posibilitado otras formas y modalidades de formación que obviamente se encuentran ligadas a nuevas estrategias metodológicas y a nuevas funciones de los profesionales docentes. No podemos despreciar una tendencia que vaya dirigida a proporcionar un “menú” educativo y formativo personalizado para cada alumno. Si, si. Eso es lo que hay.
Las modalidades de formación a distancia, a través de plataformas o mixtas añaden al proceso de evaluación una nueva variable a los tradicionales criterios de la formación presencial al uso. Por ello, es preciso establecer alternativas de evaluación relacionadas con los procesos de aprendizaje autogestionados y con la responsabilidad del propio individuo.
Por otro lado, el profesional docente en la Escuela 2.0 deberá permanecer constantemente atento, tanto a la oferta formativa como a los materiales de formación que aparezcan en el mercado. El profesional docente, además de elaborar sus propios materiales, tiene que ser capaz de seleccionar los materiales más adecuados, decidir cuando utilizarlos y determinar el uso de los mismos, en función de los contenidos.
Finalmente, quiero dejar una pincelada sobre el impacto de las TIC en los procesos de mejora continua del servicio educativo que proporcionamos a nuestros alumnos. Las TIC contribuyen a incentivar procesos de autogestión de la formación y de responsabilidad del alumno. También permiten generar espacios virtuales compartidos de relación, de formación, de investigación, de trabajo. En este sentido, la globalización y la internacionalización han llegado también al sistema educativo. Por ello, una prioridad absoluta del Programa de Aprendizaje Permanente (PAP) 2007 -2013 de la Unión Europea nos invita a fomentar la Dimensión Europea de la Educación y de la Formación y participar en los programas sectoriales COMENIUS, Leonardo da Vinci, ERASMUS, Grundtvig. Si así lo hiciéramos, y DECROLY puede ser un ejemplo, entre otros centros, de referencia para otros de la comunidad autónoma, estimularíamos el trabajo multidisciplinar, la utilización de la informática como herramienta de trabajo, Internet como canal de comunicación y las redes sociales como espacio cooperativo, de formación y de trabajo.
Todas estas cuestiones anteriormente citadas fijan, por sí mismas, el marco de actuación del docente. Sin embargo cambiarán de enfoque en la medida en que los entornos y herramientas tecnológicos de formación formen parte del quehacer diario habitual de los procesos de enseñanza – aprendizaje.
Y para concluir, estimados lectores, permítanme manifestar un sentimiento. A la hora de escribir estas reflexiones para este primer artículo quiero expresar mi agradecimiento a Alfonso del Amo por su invitación para participar en opinioneslibres.es. Espero no defraudar la confianza depositada en mí para mantener vivo este Blog de Apuntes de Educación y Formación.
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