La historia de Decroly aporta multitud de evidencias repletas de ejemplos que demuestran el compromiso de esta entidad con el sistema educativo en el área de la Formación Profesional Inicial y con todas las personas que confiaron en este centro para transitar por el camino de su desarrollo personal y profesional
Este año se cumple el 35º aniversario de Decroly. Miles de alumnos han recorrido nuestras aulas durante todo este
tiempo con alegría, ilusión y esperanza de alcanzar la meta deseada. ¡La mayor parte de ellos lo consiguieron! Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que en este espacio de tiempo aquellos primeros alumnos de los años 70 y 80 –muchos de ellos hoy padres y abuelos de otros matriculados este curso- y los pertenecientes a posteriores promociones, inscritos en el amplio abanico de programas y ciclos formativos reglados ofertados por nuestra institución, autorizados por la autoridad educativa competente –Ministerio de Educación y Consejería de Educación, en su caso-, apreciaron una manera singular de trabajar y de relacionarse todos los componentes de esta comunidad educativa.
El espíritu de Decroly, visible en nuestro ideario -carácter propio-, gira en torno a la figura del alumno, verdadero protagonista de nuestro quehacer educativo. Todos y cada uno de los valores que referencia han estado siempre al servicio de un principio pedagógico que me cautivó desde mi época de estudiante de magisterio. Me refiero al vitalismo pedagógico. Esta corriente educativa, impulsada por el médico y pedagogo belga Ovide Decroly, postulaba una enseñanza por la vida y para la vida.
Para ello, entre las peculiaridades que adornan nuestra idiosincrasia, siempre ha cobrado una especial relevancia la comunicación vertical equipo directivo, profesores y alumnos. Además, otra más horizontal, salvando barreras, estereotipos y desconfianzas, cual es la información y orientación personal, retroalimentada entre todos los miembros de la comunidad educativa decroliana, ha sido el buque insignia de cuantos trabajamos en esta gratificante profesión.
Si nos remontamos al año 78 del siglo pasado, my goodness! ¡Parece que estoy recordando la prehistoria!, la Formación Profesional era la única alternativa de los más desfavorecidos, aquellos que cariñosamente alguien denominó los “desertores” del sistema. Esta opción académica canalizaba a todos aquellos alumnos que no superaban los estudios de Educación General Básica (EGB), a la edad de 14 años.
No utilizare palabra soez alguna para describir el escenario que representaba esta opción educativa derivada de la Ley 14/1970, de 4 de agosto, General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa, BOE de 6 de agosto que, parcialmente estuvo en vigor hasta su total derogación por la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE), publicada en el BOE de 4 de mayo. Solamente aportaré un dato indicativo: más del 80% del alumnado se incorporaba a la FP sin el título de EGB, con un certificado de escolaridad.
Año tras año, curso a curso Decroly ha construido un acerbo académico y empresarial orientado a la atención de sus alumnos. En suma, una cultura corporativa basada en una visión del proceso de enseñanza aprendizaje que atienda las necesidades y expectativas de generaciones de alumnos que han confiado su educación y formación a este centro. En la jerga docente utilizamos, frecuentemente, la palabra “misalito” para indicar que allí se recoge todo lo verdaderamente importante en el proceso de aprendizaje. Podría sintetizarse en unas pocas frases, entre las que destaco aquella referida a los procesos y estrategias procedentes para que los alumnos adquieran aquellas competencias básicas, personales, sociales y profesionales que demanda la sociedad de este siglo XXI.
Estas afirmaciones que acabo de plasmar en negro sobre blanco sirven de preámbulo a otras que, en los momentos actuales, demandan una especial atención. Me refiero a la información sobre financiación por parte de la Administración educativa de la Formación Profesional Inicial en los centros concertados, cual es el caso de Decroly. El Gobierno determina los fondos públicos asignados para el sostenimiento de los centros concertados. Esa financiación se establece en un documento firmado por el representante de la entidad titular y por el consejero de Educación, Cultura y Deporte, en el caso de los centros de la Comunidad Autónoma de Cantabria. Ello es así, en base a la correspondiente legislación de ámbito estatal y autonómico existente para el caso.
El concierto educativo firmado por Decroly con la Consejería de Educación, Cultura y Deporte establece que las unidades de Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) y Ciclos Formativos de Grado Medio (CFGM) se financian al 100% con dinero público –concierto general- que será destinado a costear las nóminas de los profesionales docentes (en pago delegado) y los gastos generales, entre los que se incluyen los emolumentos del personal de administración y servicios. Esas cantidades se determinan cada año en la ley de presupuestos. La Ley de Cantabria 9/2012, de 26 de diciembre, de Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de Cantabria para el año 2013 regula las cantidades para ese fin aplicables desde enero hasta diciembre de este año en esta Región.
Por otro lado, las unidades correspondientes a Ciclos Formativos de Grado Superior (CFGS) se financian, asimismo, a través del denominado concierto singular, un contrato entre la entidad titular y la Consejería de Educación. En ese documento se determina la aportación de la Consejería de Educación y las tasas que debe aportar el alumno en concepto de financiación complementaria de la enseñanza reglada de Formación Profesional. La vigencia de la Ley de Presupuestos es de un año natural, desde el 1 de enero de 2013, en este caso, hasta el 31 de diciembre de 2013.
Para este año, el Gobierno regional ha introducido cambios en la asignación de los fondos públicos y aportaciones de los alumnos para la financiación de los centros concertados, en los niveles no obligatorios como es el caso de la Formación Profesional de Grado Superior. En concreto, referente a las aportaciones de los alumnos de este nivel educativo, las cantidades podrán ser de hasta 36 € alumno/mes, durante diez meses, “en el período comprendido entre el 01 de enero y el 31 de diciembre de 2013”.
El incremento de cuotas para los alumnos de grado superior matriculados en el presente curso 2012-2013 asciende a un total de 108 €, correspondientes al período enero – junio de 2013. Esta circunstancia ha sido puesta en conocimiento de los alumnos y de sus familias. A los alumnos, a través de la Junta de Delegados del pasado 22 de enero; a los padres, a través de un escrito remitido por correo postal, fechado el pasado 30 de enero.
Asimismo, en el contexto de las publicaciones ordinarias en mi blog de Decroly Digital, colgué un post titulado Cuotas de bachillerato y de Ciclos Formativos de Grado Superior, en el que describo pormenorizadamente los cambios producidos en las cuotas de los alumnos como consecuencia de la aplicación de la Ley de Cantabria 9/2012, de 26 de diciembre, de Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de Cantabria para el año 2013. A mayor abundamiento, este director informó personalmente al representante de los alumnos en el Consejo Escolar de Decroly, el estudiante de Grado Superior Antonio Navarro Ortiz, en una reunión mantenida en su despacho el viernes 01 de febrero.
La noticia ha causado malestar entre el colectivo de alumnos de CFGS. Según me han manifestado los delegados de curso, la Ley de Cantabria 9/2012, de 26 de diciembre, de Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de Cantabria para el año 2013 ha modificado sus tasas a partir de enero, una vez transcurridos cuatro meses del comienzo del curso 2012-2013, lo que les causa un perjuicio inesperado.
Decroly lamenta, una vez más, la insuficiente financiación por parte de la Administración educativa de los costes reales del servicio educativo de interés general que representan los estudios de Formación Profesional de CFGS que proporciona a sus alumnos. Además, desde estas líneas, quiere manifestar el apoyo y comprensión a sus alumnos y padres de alumnos por el impacto negativo que estas cuotas puedan causar en sus respectivas economías domésticas. Sin embargo, el incremento de la cuota de los alumnos de grado superior representa solamente un ligero alivio al histórico deterioro de las cuentas del centro. El pasivo que año tras año se produce se aminorará en torno a un 25% con esta medida y ello facilitará la sostenibilidad presente y futura de Decroly.