En numerosos posts publicados en este e zine he citado a diferentes autores de relevancia mundial en el ámbito de la psicopedagogía contemporánea
En Howard Gardner, premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales 2011 –Mi Crónica del pasado 20 de mayo, en el blog Decroly Digital- relato brevemente el semblante personal y profesional del autor del libro Teoría de las inteligencias múltiples que, publicado en 1.983, ha tenido una trascendente repercusión en la pedagogía moderna y en este siglo XXI. Daniel Goleman, en su libro Inteligencia emocional, editado en 1.995, nos ilustra con aportaciones de gran calado el concepto de inteligencia emocional, aglutinando la inteligencia interpersonal e intrapersonal que definió Gardner en su catálogo de inteligencias múltiples.
Un escrito de la psicóloga y profesora en nuestra entidad Decroly, Olga Umaña, publicado en Decroly Digital el 25 de julio, Inteligencia emocional, describe brillantemente el concepto de inteligencia tradicional y las diferencias con respecto a la inteligencia emocional y las cinco cualidades que la definen. Recomiendo ese post para entender mejor mis postulados sobre la empatía. Además, un acertado cuadro sinóptico nos recuerda las denominadas inteligencias múltiples de Gardner y el apartado que ocupa la inteligencia emocional en ese conjunto.
La empatía o inteligencia interpersonal podemos explicarla como la capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas. En un sentido más coloquial y menos académico, la empatía significa y conlleva ponerse en el lugar del otro, entender sus penas y temores, pero también compartir sus alegrías. La empatía, en suma, es una habilidad y también un sentimiento que impulsa a la participación afectiva en la realidad de otra persona. Además, la empatía ha sido definida como la capacidad para reconocer las emociones de los demás, saber qué quieren y qué necesitan con el fin de establecer relaciones sociales y vínculos personales. La empatía califica uno de los rasgos característicos de las relaciones interpersonales exitosas.
El nuevo escenario económico y social en el que nos desenvolvemos los ciudadanos hoy se caracteriza por los cambios permanentes que nos han encontrado, muchas veces, con “el pie cambiado”. Las modificaciones y actualizaciones de los sistemas educativos –la más reciente publicada en el Real Decreto 1147/2011, de 29 de julio, por el que se establece la ordenación general de la formación profesional (FP) del sistema educativo- exigen una reflexión profunda sobre el papel de los profesionales docentes en la escuela del siglo XXI. Las aportaciones de Gardner, Goleman y otros prestigiosos autores sobre la empatía, como parte esencial de la inteligencia emocional en el contexto de las inteligencias múltiples, deben invitarnos a revisar nuestras actuaciones, relaciones y compromisos con el colectivo estudiantil, sus familias y el entorno empresarial. Un ejercicio muy saludable consiste, como he mencionado en reiteradas ocasiones, en conocer las múltiples experiencias positivas contrastadas que muchos de los profesionales docentes de Decroly habéis acumulado en estos últimos años.
En Decroly, directa e indirectamente, otorgamos un lugar preferente al refuerzo de competencias y capacidades que giran en torno a la empatía, pero también al conjunto de habilidades que definen la inteligencia emocional. Así, en las comunicaciones y relaciones entre los componentes de la comunidad educativa –particularmente con el alumnado- los profesionales de Decroly reflexionamos primero y actuamos después teniendo en cuenta sus circunstancias personales, familiares y ambientales, además de sus emociones y sentimientos. También, ponemos en valor otras habilidades tales como la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la autoestima, el control de los impulsos y cuantas destrezas proporciona la inteligencia emocional para manejar los sentimientos propios e interpretar los ajenos, para sentirnos satisfechos, ser más eficaces y, en el ámbito educativo, favorecer el éxito académico y profesional.
Finalmente, concluyo este post afirmando que la empatía se encuentra en todas las personas, en mayor o menor grado. No se trata de un don innato pero sí de una cualidad que se puede potenciar y desarrollar. Para ello es preciso mostrar una actitud favorable a escuchar a los demás sin prejuicios; con interés y atención. Asimismo, hemos de incorporar a nuestras relaciones interpersonales la habilidad para descubrir, reconocer y recompensar los méritos, cualidades y logros de los demás. Si quieres abundar más sobre este tema te recomiendo El cambio educativo en Decroly Digital, publicado el 4 de agosto y Programas de cualificación profesional inicial en Decroly, del 1 de setiembres pasado, ambos en el e zine Decroly Digital del centro que dirijo, en los que trato transversalmente sobre la empatía, principalmente a través de citas y posts de muchos de los profesionales docentes de esta organización.
¡Feliz Navidad 2011!