Hablar del año 1978 y lo que representa para Decroly me traslada a un tiempo pasado que siempre fue mejor –dice el refrán popular- aplicado, eso sí, a unos momentos que dejaron una huella sellada a hierro y fuego que ha orientado el devenir de esta Compañía
Menciono la palabra Compañía porque no debemos olvidar que Decroly, ante todo, es una empresa que debe ser viable económica y financieramente hablando. Por supuesto, esa premisa determina su propia supervivencia sin perjuicio de los logros académicos y profesionales de sus empleados y clientes internos y externos, permítaseme citar estos términos habituales en el ámbito del aseguramiento de la calidad en el que estamos, igualmente, comprometidos.
Si recordamos los prolegómenos que precedieron a la puesta en funcionamiento de Decroly y reflexionamos sobre el sentimiento que impulsó la idea de su creación, el que podríamos denominar espíritu del 78 en honor a la fecha en que inició sus actividades, nos encontraremos con las claves que determinaron la decisión de materializar un proyecto pionero e innovador. Decroly ha sobrevivido, a pesar de los permanentes ataques a los centros de iniciativa social de quienes defienden un sistema educativo monolítico de exclusiva titularidad y gestión de las administraciones públicas.
El espíritu del 78 aplicado a Decroly alude a ese conjunto de valores identificados con la Constitución Española de ese mismo año, en primera instancia. Uno de ellos, el más relevante, tal vez, es la consagración de la libertad. Libertad para crear este centro y libertad de las familias, y en su caso de los ciudadanos mayores de edad, para elegir la opción formativa plural y diversa que el sistema educativo español surgido de la Carta Magna les ofrece, entre la que Decroly se postula en un lugar destacado.
Ese aire fresco de libertad para la participación de Decroly en el sistema reglado de formación profesional no ha limitado la necesaria coexistencia de actividades formativas no regladas, en el contexto del llamado aprendizaje no formal. En ese escenario, la capacidad creativa, innovadora y emprendedora de Decroly ha sido extraordinaria. Liberados del corsé que el sistema educativo reglado exige en el área de formación profesional, esta institución ha sabido ofrecer alternativas de aprendizaje y cualificación profesional tanto a escolares y a estudiantes de educación secundaria y superior como a jóvenes y adultos alejados del sistema educativo formal, trabajadores ocupados u otros en situación transitoria de desempleo.
Si volvemos la vista a los orígenes de Decroly comprobaremos que al comienzo del curso 1978/79 los alumnos matriculados en la FP Inicial de Primer Grado eran 38 (treinta y ocho), mientras que aquellos otros en programas de formación no reglada superaban la cifra de 300 (trescientos). En los primeros seis años Decroly puso en marcha progresivamente los estudios de Primer Grado (FP1) y Segundo Grado (FP 2) de la Rama Administrativa y Comercial en la profesión de Secretariado (FP 1) y en especialidades de Administrativo e Informática de Gestión (FP 2) y el Primer Grado de la Rama Construcción y Obras, en la profesión de Fontanería, respectivamente. Coincidiendo con el 10ª aniversario, en el curso 1987/88 los alumnos matriculados en la FP Inicial ascendían a la cifra de 662 y aquellos otros de enseñanzas no regladas superaban los 400 (cuatrocientos)
Mucha gente se preguntará cómo fueron aquellos primeros años. Permitidme que haga una breve reflexión sobre ello y, si me alejara de lo que realmente ocurrió, corríjanme los profesionales de la plantilla actual que vivieron aquellos acontecimientos. La letra y la música de esta maravillosa obra la compusimos juntos la titularidad y un grupo de comprometidos profesionales: Miguel Ángel, Adela, Ana, Merche, Begoña… Hoy la orquesta decroliana sigue escenificando un amplio abanico de obras con virtuosismo demostrado, gracias a la ilusión, pasión, esfuerzo y determinación con la que la entidad titular y todos los actuales profesionales docentes y no docentes interpretan el instrumento asignado.
Decroly nació con un carácter propio, una cultura corporativa impregnada de valores, entonces poco extendidos, cuya bandera enarbolaba facetas como el trabajo en equipo; la productividad; la eficiencia, materializada en resultados económicos tangibles; el emprendimiento corporativo;… y dotada de una fuerte dosis de creatividad, entusiasmo, flexibilidad, actitud colaborativa e interrelación comunicativa constante.
A lo largo del tiempo, y desde el mismo año de su fundación en 1978, Decroly se ha rodeado de un equipo de profesionales docentes y de administración y servicios (PAS) ejemplo de talante emprendedor, iniciativa, competencia profesional y compromiso para ponerse al frente de cuantos proyectos consensuados entre la empresa y todos sus empleados han ido surgiendo año tras año. De hecho, muchas de las iniciativas surgieron desde la base, tanto del profesorado como del PAS.
Desde la titularidad, he apreciado y puesto en valor el reconocimiento a un esfuerzo responsable individual y colectivo de todos mis colaboradores durante estos treinta y cinco años. En muchos casos ha surgido un nexo afectivo y emocional importante que ha servido, como en las mejores familias, para aliviar tensiones que, naturalmente, han existido y existen en ocasiones. Ello no es óbice para manifestar públicamente mi reconocimiento a la lealtad institucional demostrada que califico de sincera y auténtica, sin perjuicio de que ambas partes manifestemos nuestras opiniones, sugerencias y propuestas en un ambiente de cordial libertad. Valoro y participo positivamente de las coincidencias pero me siento, igualmente, feliz ante las eventuales discrepancias.
Este año 2013 vamos a celebrar el 35º Aniversario de la creación de Decroly. Lo haremos austeramente, sin grandes eventos. Eso sí, haremos un alto en el camino; siempre hemos de encontrar un hueco para tomar una taza de café con un amigo. No pasa nada por hacer una parada, descansar, coger energías y, posteriormente, continuar por la senda que el destino nos depara. Ahora bien, con los vientos que soplan hoy en día «hay que correr mucho para permanecer siempre en el mismo sitio», tal y como ponía Lewis Carroll –seudónimo del matemático y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson– en boca de Alicia, en su mundialmente conocida obra Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas.
Durante todos estos años Decroly ha consolidado un carácter propio, unas señas de identidad que han conformado una cultura corporativa propia, singular y diferente. Ha existido y existe una actitud emprendedora permanente que ha desarrollado comportamientos creativos e innovadores en la inmensa mayoría de los docentes y no docentes de esta Compañía. En general, el colectivo de profesionales decrolianos se identifica y contribuye a desarrollar los valores que definen nuestra organización, involucrándose en las acciones que se implantan y propiciando otras con frecuente periodicidad.
Nos encontramos en un escenario temporal en el que no cabe otro mensaje distinto de incrementar convenientemente la participación emprendedora activa de todo el personal. El emprendedor corporativo –cada uno de los profesionales docentes y de servicios de Decroly- se involucra en la puesta en marcha de nuevas iniciativas de negocio o proyectos que añaden valor a la entidad para la cual trabaja. La actual coyuntura de crisis económica y financiera hemos de combatirla con planteamientos originales, diferentes, acordes con las demandas sociales. Ello exige una reflexión seria y una mentalidad de cambio permanente respecto del papel que a cada uno le toca desempeñar en la empresa.
El emprendimiento corporativo y la contribución alícuota de todos los profesionales en la prestación de un servicio educativo de calidad, tanto en el ámbito de la FP Inicial como en las actividades formativas no regladas ha dejado de ser una conveniencia para convertirse en una exigencia y una imperiosa necesidad para sostener la viabilidad de la empresa en un futuro. Compromiso, dedicación, esfuerzo son algunas de las claves que conducen al éxito y a un empleo sostenibles, a la generación de riqueza para cubrir las necesidades económicas y a un tránsito hacia la innovación permanente.