Año nuevo, vida nueva; ¿Quién no ha hecho planes, promesas y buenos propósitos para este año 2013 que ahora comienza? Ha llegado la hora de diseñar estrategias que nos permitan dar respuesta a las adversidades, dificultades y contratiempos sufridos en 2012 y emprender nuevos proyectos, asumir retos, evitar los mismos errores,… vivir mejor
Voluntad que no falte. Buscar alternativas de mejora dice mucho a favor de quienes año tras año lo intentan con tesón y sin desmayo, que no es poco. Pero ello, por sí solo, no es suficiente. Lo realmente importante es saber lo que hay que hacer para convertir las buenas intenciones en algo más que bonitas palabras. De lo contrario, pasados unos días, tal vez semanas o quizá meses, las cosas continuarán igual o, lo que es más preocupante, empeorarán.
Todos los días leemos escritos y escuchamos tertulias de personajes relevantes de la política, el periodismo, la ciencia económica y la psicología, entre otros, que aportan ideas que, consideradas de una forma ecléctica, podrían convertirse en las claves del puzle que nos conduzcan al éxito en materia de empleabilidad. Existe un denominador común en sus mensajes: la realidad económica y social actual y futura demanda pensar en otra dimensión y hacer las cosas de modo diferente. Alguna de las respuestas más destacadas que yo percibo las enuncio a continuación con la única intención de que sirvan de una serena reflexión.
Es preciso definir concretamente las metas que se pretenden alcanzar. De lo contrario se derrocharán muchas valiosas energías como consecuencia de la dispersión del foco al que se dirige el esfuerzo. Creer en uno mismo y sentirse valioso y capaz de lograr con éxito el objetivo propuesto refuerza la necesaria autoestima y vigoriza las capacidades y competencias que cada uno atesora.
Esfuerzo y sacrificio, dedicación en el tiempo y determinación para derrotar las eventuales dificultades, incluso los circunstanciales fracasos, consolidarán valores atemporales, hoy más necesarios que nunca, como son la ilusión, la pasión y el entusiasmo por el emprendimiento. «Un sueño no se hace realidad a través de magia: conlleva sudor, determinación y trabajo duro”, es una frase atribuida al general americano Colin Powell, muy apropiada en este contexto por el claro mensaje que transmite.
La historia está repleta de estupendos ejemplos de oportunidades y grandes desafíos en tiempos de crisis. Los problemas, las dificultades, los fracasos ¿Por qué no citar esta “palabreja”? nos hacen más fuertes, son siempre pasajeros y, una vez analizadas las causas que los produjeron, nos colocan más fácilmente ante los umbrales del éxito futuro.
El optimismo y una actitud positiva ante las vicisitudes que la vida depara cada día siempre ayudan a lograr el fin propuesto. Anteponer la luz a la oscuridad; la actividad a la pasividad; la práctica a la teoría; la perseverancia a la indiferencia; el talento a la torpeza;… hablar inglés a estudiar inglés, dice Richard Waughan, por cambiar de tercio, reafirmará positivamente nuestro perfil, orientado al cambio que nos conduzca a un mayor desarrollo de habilidades y capacidades nunca tan intensamente demandadas. Por otro lado, nada es gratis. Para llegar a la meta el ciclista debe pedalear incansablemente durante horas y más horas. Se precisa una gran dosis de coraje y de osadía; de constancia y tenacidad, sin límites; de autodisciplina y trabajo, aparcando lamentaciones inútiles e ineficaces pocas veces justificables.
Todo lo anterior no es óbice para utilizar siempre medios lícitos para conseguir el objetivo planteado. El fin no justifica los medios. Por ello, siempre es aconsejable un comportamiento personal y profesional sujeto a las más elementales actitudes y comportamientos éticos. Dicho lo cual, aprender de los éxitos y experiencias ajenos forma parte de la esencia y evolución del conocimiento. Si además se añade firmeza y constancia sin límites y una tenacidad ingeniosa, astuta e inteligente habremos dado con la pócima que aproxima al éxito, cuando de cosas posibles se trate.
Pero volvamos al título de este post ¡Nadie te sacará del paro, sino tu mismo! Hace solamente unos días todos medios de comunicación recogían la noticia sobre los escalofriantes datos del paro en España y también en Cantabria correspondiente al año 2012. El número de afiliados a la Seguridad Social descendió en 787.241, más de 2.000 al día, en el conjunto del territorio nacional, con respecto al año anterior. Cantabria alcanzó la cifra de 56.341 parados a 31 de diciembre, 523 desempleados más que en noviembre. La situación se califica por sí sola. Por tanto, no haré comentarios.
Sin embargo, si quiero apuntar algunas ideas sobre el escenario actual y futuro en materia de empleabilidad. En primer lugar, la estabilidad en el empleo se ha convertido en una quimera hoy en día. Nadie puede garantizar el mantenimiento de un trabajo en una empresa, ni siquiera en un sector. Creo que esta afirmación no requiere discusión alguna. El empleo de por vida será una excepción a la regla general que apunta más hacia la construcción de una carrera profesional a fuerza de experiencias múltiples en empresas grandes y pequeñas o a través del autoempleo. ¡Ni siquiera el empleo en las administraciones públicas, hasta ahora intocable, mantendrá el privilegio de la conservación perpetua en un próximo futuro!
Ahora, cada ciudadano ha de velar por su empleabilidad y, en su caso, estabilidad laboral. Para ello, una de las claves a tener en cuenta es su capacidad de adaptación al cambio, a las exigencias de un mundo global que demanda profesionales diferentes a los que necesitaba hace solo unos años. El desarrollo de habilidades y capacidades vinculadas a valores como el liderazgo, el espíritu emprendedor y la adaptación al cambio; el aprendizaje permanente durante toda la vida que facilite un perfil personal exitoso, para amoldarse a las cambiantes exigencias de los empleadores;… constituyen, tal vez, un bagaje imprescindible para llenar la mochila profesional con valores y competencias que faciliten la añorada actividad profesional y/o empresarial.
Tenemos que reinventarnos; desarrollar nuevas habilidades y competencias personales, sociales y profesionales; adecuarnos al nuevo escenario; sorprender. ¡Nadie te sacará del paro, sino tu mismo! Ante este escenario, ¿qué puedo decir? Nos encontramos ante un desafío sin igual. Las circunstancias socioeconómicas actuales, y previsiblemente del próximo futuro, no tienen parangón en la reciente historia de España. Por ello hemos de poner nuestra iniciativa, imaginación, creatividad, actitud e inteligencia al servicio de nuestras propias posibilidades de autorrealización polivalente. ¡Renovarse o morir!, dice el popular refrán español inspirado en la frase de Unamuno “el progreso consiste en renovarse”.
La sociedad de este siglo XXI demanda ciudadanos capaces de convertir las dificultades de una crisis sin precedentes en potenciales retos y oportunidades. Las empresas exigen profesionales que aporten valor añadido rápidamente. Esa plusvalía surge de la iniciativa, creatividad y pasión con la que nos enfrentamos al desempeño, al saber hacer. Ello permite una más fácil adaptación al cambio.
Los profesionales que surjan de las actuales aulas de los centros educativos deberán, asimismo, desenvolverse con soltura en distintos contextos, sea en el ámbito empresarial, social o político. Y por supuesto se les exigirá una cierta experiencia internacional –de ahí la importancia de aprovechar las ventajas de los programas educativos europeos, por ejemplo-; hablar idiomas; relacionarse con personas de otras latitudes y nacionalidades. En suma, los profesionales de hoy deben encontrarse impregnados de una cultura global, más allá de su país o lugar de nacimiento.
Todo lo anteriormente dicho no corresponde a una asignatura pendiente. Más bien, y por el contrario, forma parte transversalmente de todas las materias que conforman el currículo de todos los niveles educativos, desde educación infantil hasta la educación superior en sus múltiples facetas. En Decroly lo tenemos claro. Todas las afirmaciones aquí enunciadas constituyen, de manera no excluyente, el acerbo de la cultura corporativa de nuestra institución. Queremos lo mejor para todos nuestros alumnos plurales y diversos; su éxito personal y profesional; su felicidad, en suma. Si lo conseguimos, o al menos nos acercamos a ese objetivo mayor, habremos contribuido también a la construcción de una sociedad mejor en nuestra querida Cantabria.