Que España funcione

En las Elecciones Generales de 1982 el PSOE se presentó con el lema de campaña «Por el cambio», calcado del utilizado por el Partido Socialista Panhelénico, PASOK.

Después de las elecciones a Felipe González le preguntaron  que era el cambio. Su respuesta fue : Que España funcione.

Cuarenta años después de aquello, con España en la NATO, la Unión Europea y demás organizaciones supranacionales, no parece que en nuestra Nación podamos estar  satisfechos con el funcionamiento de las instituciones.

En estas estamos mientras vemos como el poder judicial, un pilar de la democracia, aquel que el hermano de Juan Guerra pronostico con el fallecimiento de Montesquieu, sufre los avatares del Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial y se topa con una huelga de los Letrados de la Administración de Justicia que está provocando más de 100.000 juicios paralizados y el descontrol de miles de asuntos legales.

El ferrocarril, vertebrado de país, de enlace social, económico y humano parece un chacacha decimonónico que no da solución razonable a estas demandas. En la Nación a cuenta de los trenes parece que tengamos más de una España, se inauguran tramos que bajo  apariencia de alta velocidad son carracas o se dejan zonas oscuras en las conexiones, eso si los trenes pueden atravesar los túneles. Vemos como las comunicaciones de lo público, que algunos no les cabe en la boca ( no es mi caso) no  cumplen sus objetivos, no llegando, no existiendo o fallando en tramos amplios, en definitiva, ahondando diferencias.

En España no es que llueva poco, no estoy en la cuestión, la disponibilidad hídrica es de una disparidad enorme y no resuelve las necesidades de todos los territorios, no tanto en el consumo humano como las peticiones del sector primario. Esta realidad que muestra una situación muy preocupante no ha sido solucionada por un Estado que de nuevo se muestra incapaz de arreglar los grandes problemas estructurales  de la Nación, que prácticamente cuarenta y cinco años después de la Constitución no ha sido capaz de dotarse de un Plan Hidrológico estable,  que garantice la adecuada distribución de estos recursos para todos.

Del vuelva usted mañana, que decir …? cuantas citas anuladas, cuantas dilaciones, cuantos expedientes, solicitudes, paradas sin respuesta en los anaqueles de unas AA.PP que no tienen el menor respeto por unos ciudadanos contemplados únicamente como sujetos a los que exprimir y arrebatar su dinero.

No da la mejor impresión sobre el funcionamiento de España, que ante la visita que los «hombres de negro» de la Unión Europea han realizado a nuestro País para verificar el destino y utilización de los miles de millones que nos han transferido y su correcta utilización, cuya situación ha hecho  que la europarlamentaria desplazada dijera después de la visita : «Es imposible seguir el rastro de los fondos». Ejemplar !!!

No se puede decir que funciones un País en donde las comunicaciones ferroviarias, el reparto de los recursos hídricos, además de la administración de justicia, no alcanzan la función básica de armonizar con principios de eficacia elementos tan esenciales.

Así son las cosas. Para que un País funcione las AA.PP, los empleados públicos y los dirigentes deben ser algo más que depredadores del dineros de los contribuyentes, pues necesitan recaudar 3,7 € para poder invertir solo uno, retratando perfectamente su eficacia.

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