El 26 de junio de 2016 el Reino Unido celebró el referéndum sobre su permanencia en la Unión Europea, ganaron los partidarios de abandonar la Unión con el 52 % de los votos, abriendo un proceso cuyas consecuencias aún desconocemos.
El martes 16 de enero de 2017 la Primera Ministra Británica Theresa May anunció sus intenciones con respecto al futuro de las relaciones del Reino Unido con la UE, mostrando una posición negociadora en la que sigue vigente la máxima de Henry John Temple : » Inglaterra no tiene amigos permanentes ni enemigos permanentes. Inglaterra tiene intereses permanentes».
Esta situación no obstante abre posibilidades para otros Países ante una posible deslocalización de empresas que instaladas en suelo británico ante el escenario del Bréxit se planteen establecerse en otros Países de la Unión Europea.
Se ha venido diciendo a cuenta de esta situación, con más voluntarismo que objetividad, que España podría ser la Nación receptora o cuando menos aspirante a la instalación de la City londinense, un emporio que supone 400.000 empleos en la banca, otros 300.000 en el sector asegurador, más de 50.000 en las gestoras de fondos, sin contar con los miles de profesionales de los despachos de abogados o las diferentes consultoras, todos ellos vehículos utilizados para una inversión extranjera que supone el 40 % del trading de divisas a nivel mundial y que viene a suponer unos 90.000 millones de € en distintos tributos.
Impresionantes cifras … para ello, para que pudiera llegar a pensar en su instalación en España se tienen que dar una serie de condiciones que como Nación no estamos en condiciones de ofrecer.
La primera de las premisas que no parece estemos en condiciones de ofrecer, al menos en su totalidad, es la formación, el saber hacer, en sectores con altísimo grado de sofisticación como son las finanzas, los seguros y el trading internacional.
Otro aspecto que indudablemente juega en contra de las aspiraciones españolas a la instalación de la City es la seguridad jurídica, no solamente por la situación de un País sometido a las incertidumbres de un Parlamento muy fragmentado y con amenazas constantes de derogación de las leyes que han permitido encauzar la terrible situación anterior, sino por la propia unidad del mercado continuamente amenazado por las ocurrencias de los Oriol Junqueras de turno en cada Autonomía.
Tampoco está España en condiciones de ofrecer a la City un escenario de impuestos, no ya favorable, siquiera neutral, los impuestos elevados que se padecen y la constante amenaza de subidas es lo menos adecuado para un sector en donde la fiscalidad es clave para su asentamiento y desarrollo.
Y por último el ambiente social. Las finanzas, los negocios son mal vistos en España, se ataca a los empresarios mientras los subvencionados por los impuestos que generan ellos encuentran curiosamente, amplio eco en los medios de comunicación. Se imaginan que financiero de la City pueda querer instalarse en nuestro País para ser insultado por Colau, Willy Toledo o la Yihad Twitera…?
Pues eso, esas son las causas que me temo impedirán que la pujante y próspera City pueda llegar a instalarse en España.