La Unión Europea comenzó siendo una extraordinaria operación política de éxito, que sin embargo lleva unos años en donde la zozobra y la incompetencia se han instalado en sus instituciones.
El Tratado de Roma es antecedente de la comunidad política que hoy estamos viviendo, de aquellos seis países fundadores con las posteriores incorporaciones, hemos llegado a los veintisiete actuales después de la incorporación masiva de los países de la Europa oriental, en una operación que primó criterios geopolíticos sin tener en cuenta en muchos casos, la idoneidad, el momento y la preparación de las naciones incorporadas.
La Unión Europea que supone el siete por ciento de la población mundial y alcanza el vestidos por ciento del Producto Interior Bruto se convierte en referente de libertad, respeto a los derechos humanos y bienestar, basado en los principios de libertad de tránsito para personas, mercancías y capitales.
Sin embargo la Unión Europea lleva varios años caminando hacia un horizonte nada tranquilizador, empezando por su propia estructura convertida en un monstruo burocrático en donde el despilfarro, la corrupción recientemente descubierta y las injerencias de terceros países se están necrosando, convirtiendo su funcionamiento en un contumaz desliz hacia la pérdida de protagonismo en la esfera internacional, casi nada que ver en África, en la zona del Pacífico lo mismo que en la agenda del Ártico. Unamos a esto los movimientos refractarios a la propia Unión dentro de su seno, Reagrupación Nacional en Francia, VOX o Alternativa por Alemania que cuestionan el propio marco comunitario, que paradójicamente han cohesionado Putin y el Bréxit.
No obstante en tiempos de turbulencias con políticos que desde luego no son De Gasperi, Monnet o Adenauer, se están adueñando del acervo comunitario los aparatichs que han comenzado a parir estupideces hijas de la tumoral «Agenda 20-30», mientras que al amparo de las Instituciones de la UE florecen atrabiliarios personajes como la niña Greta, que en lugar de estar en el colegio se dedicó a propagar mercancía averiada en forma de doctrina muy aireada por unos bobalicones medios de comunicación.
Esta Unión Europea que admitió en su seno a países del oriente europeo que no estaban en condiciones, por si mismos, para afrontar la situación requerida, son otra dificultad más para este camino de servidumbre emprendido por tipos pidiendo moratorias para el progreso cual moderna inquisición contra la ciencia y la razón, que como Luditas redivivos se manifiestan en contra de la Inteligencia Artificial y los enormes avances que en un proceso de destrucción creativa apasionante está llegando, entonces aparecen los moralistas, los socio conscientes, los meapilas del buenísmo, sorprendentemente ( o no ) aliados con los reaccionarios de la extrema izquierda en contra del progreso, abandonado un desafío que sin duda lastrará su competitividad.
Continuando con esta política de debilitamiento de la propia UE, recientemente se ha decidido la prohibición de comercializar a partir de 2035 vehículos de combustión , incluidos diesel, gasolina e híbridos. Eso si, sin tener diseñada seria y científicamente la alternativa tanto técnica como empresarial a semejante decisión, que pondrá dificultades a uno de los sectores más relevantes de la Unión y tantas otras decisiones incomprensibles, como las restricciones a los operadores de telefonía y la mejora de las comunicaciones o el desmantelamiento de la energía nuclear cuando más problemas energéticos sufre Europa.
En estas estamos, no solo viviendo un crudo invierno demográfico, sino también un más que evidente invierno de inteligencia al que está conduciendo esta pléyade de burócratas y aparatichs que lo único que queda por desvelar es si son malvados o gilipollas.