Eres novia del mar

De esta manera comienza la canción que con el título «Santander» popularizó el crooner valenciano Jorge Sepúlveda, que disfruta de un busto en el Paseo Reina Victoria con ignotos méritos para ello. 

Finaliza agosto 2024 en esta novia del mar, en donde volvieron porque no podían faltar a la cita santanderina los enternecedores papardos,  que continuan empeñados, como todos los veranos, en demostrar lo listos que son mientras se repiten con los mismos lugares comunes de siempre, se hacen publicar la inevitable entrevista en el medio amigo mientras se auto otorgan algún premio, siendo el cachondeo de los indígenas menos contenido, al ver como se evidencia que siguen siendo unos cenutrios redomados que se creen más de lo que en realidad  son.

Lamentablemente, lo cierto y verdad es que el verano del año 24 la vulgaridad y el horterismo que como avanzada de marabunta se venía observando en este Santander nuestro, ha alcanzado niveles difíciles de superar.

Esto del horterismo no es únicamente una actitud del paisanaje, el paisaje que en algunas zonas exhibe esta novia del mar es descorazonador. Para verlo no hay como transitar por los principales activos turísticos que tiene la Ciudad, sus playas urbanas, que lucen lamentables como el desmoronamiento no resuelto entre los Peligros con la Magdalena  o el balneario que a medio derruir muestra una imagen perfecta de lo municipal, que tiene su continuidad con unas playas del Sardinero abandonadas, descuidadas, con el Rema y los kioskos cerrados como imagen relevante de la situación.  

Este verano en donde aparcamientos han sido ocupados con carpas circenses, festivales de todo pelaje con las calles colmadas de casetas tan vulgares como las que puedan verse por  Hospitalet, todo muy  propio para un abundante paisanaje con pantalón corto, camiseta de tirantes, tripa cervecera, bolsa de economato portabocatas y renuencia al uso de desodorante, proyectando una imagen de ciudad que inevitablemente trae a la mente el Santander que fue.  

A pesar de esto sería injusto obviar otras actividades que pueden reconciliarnos con otra forma de hacer Ciudad y transitar por el verano, la que desarrolla una política de oferta con más nivel de lo generalmente visto, caso de la Feria del Libro Viejo que lleva veinticinco años de presencia, demostrando que la calidad y el éxito público no son refractarios. 

También ofrece categoría y estimación el Festival de Jazz que ha tenido lugar en Escenario Santander, prueba evidente que hay más vida que el griterío y aglomeración que promueven quienes parecen incapaces de respetar a la ciudad  que aposentan. 

Alguna luz de esperanza se abrió este verano de 2024 en la septuagésima tercera edición del Festival Internacional de Santander, FIS, que había alcanzado unos niveles de mediocridad penosos, arrastrado a la irrelevancia por una Directora incompetente para un cargo que la sobrepasó desde el mismo momento que una carambola la situó en el. 

Ah ! que no se olvide : La Feria del Libro de Santander, bautizada ( civilmente, of course !!!)  como FELISA que puesta por el Ayuntamiento en manos de la ultra izquierda ha desarrollado una programación muy sectaria, en donde únicamente han comparecido autores y conferenciantes de izquierda y más allá, aunque el dinero, con la Casona de canalizador, lo hemos puesto todos los santanderinos.  

Pues bueno, así nos ha dejado este agosto que deseo les haya marchado bien a los empresarios con unos ingresos potentes que hagan más llevadero el resto del año en una Ciudad que pierde población y renta, en donde la vulgaridad se ejemplariza como si fuera consigna para un futuro de poca esperanza, eso mientras muchos permanecen atrapados en el «marco incomparable» al que paradójicamente se agrede habitualmente.

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