En el año 2013 escribí y publiqué en la prestigiosa Revista Digital opinioneslibres «Nosotros los liberales» .El artículo era una reflexión sobre un Estudio de Opinión Pública que había realizado el CIS en donde yo refutaba el posicionamiento de quienes se consideraban liberales, en cuanto al porcentaje, yo entendía que éramos muchos menos que el 12% que se situaba en esa posición.
Nosotros, la minoría, creemos tener derecho a seguir defendiendo todos nuestros postulados, debemos hacerlo sin complejos, sin esperanza de vernos comprendidos por la derecha o por la izquierda, por que no podemos admitir que la política continúe embarrada en el posibilismo tecnocrático, el buenísmo rampante o el conservadurismo progre.
Seguimos aquí, seguimos peor, el Estado Omnipotente que dejó escrito Ludwing von Mises cada vez es mayor, ante lo cual no hay otra salida que una revolución para que este Estado depredador que ha convertido a los ciudadanos en vasallos, en donde grupos de interés con ansia proteccionista y autárquica han propiciado una sociedad con sentimiento de inferioridad ante el Estado que nos aplasta con regulaciones, con obligaciones, con impuestos, con merma de libertad.
Somos pocos, minoría, eso si, con una cierta obligación de ejercer la libertad de opinión e información con arrojo, sin ambajes, capaces de enfrentarnos en el plano ideológico a todos los depredadores del trabajo ajeno, lobbys del sindicalismo, ecologistas, animalistas o autolegitimados de la cultura, cuyo único afán es vivir de una sociedad a la que pretenden imponer sus doctrinas y anhelos de una sociedad amorfa, conservadora, reaccionaria.
Oponerse a las ideas imperantes no resulta sencillo y ahora que el pensamiento liberal ha sido derrotado en una sociedad estatista, acomodada, acrítica y partidaria del consenso, es decir del abandono de toda ideología para buscar algo, lo que sea, pero que no cause problemas, aparece de forma más imperativa la necesidad de cambiar las cosas.
Hace falta un proceso de cambio tan profundo que si no es una revolución se le parece mucho, hace falta enfrentarse ideológicamente a las nomenclaturas políticas y al establisment de los «agradaores del poder», mecanismos reaccionarios que impiden la evolución de España, expertos de la concesión y del monopolio.
Es necesario reformar hasta adelgazar a su máxima expresión la axfisiante estructura del Estado, que con ocho niveles de administración más entes y empresas públicas, hacen que la losa soportada por los ciudadanos sea tumoral.
Es necesario privatizar o liquidar las empresas públicas, nido de ineficiencia, ineficacia, gasto y …
Es necesario establecer el equilibrio presupuestario, impedir los déficits y luchar denodadamente para disminuir la deuda pública.
Es necesario acabar con el monopolio que en salud y pensiones detenta el Estado, permitiendo que cada ciudadano según su voluntad contrate los sistemas de salud, cobertura y pensiones que crea conveniente.
Es necesario que la tremenda presión fiscal que el Estado ejerce sobre las personas finalice, por confiscatoria e inmoral, en donde de cada 100 € de la gente 70 caen en manos de las AA.PP y de los cuales 49 € se dedican a mantener su improductiva estructura.
Es necesario bajar los impuestos, todos, sin excepción. También las cotizaciones de las empresas y trabajadores, además de eliminar impuestos absolutamente inmorales como son sucesiones, donaciones y patrimonio.
Es necesario facilitar la creación de trabajo haciendo el proceso más fácil a las empresas, eliminando toda la absurda normativa de contratación además de anular los salarios mínimos y las indemnizaciones por despido.
Es necesario fomentar los mercados abiertos y competitivos de tal forma que España no sea un obstáculo constante con 17 mercados interiores que dificultan la acción empresarial, tanto en el ámbito de la instalación industrial como en el de la innovación.
Es necesario establecer definitivamente un sistema educativo estable en el tiempo en donde el estudio, la dedicación y el esfuerzo sean sus señas de identidad, además de poder instalar Colegios y Universidades sin los problemas y obstáculos que la grey de lo público se dedica a poner.
Además de esto, que no es poco, España necesita una auténtica separación de poderes, no como tenemos en estos momentos una separación de funciones en donde el ejecutivo, el legislativo y el judicial parecen tan permeables los unos con los otros que producen desmoralización democrática, ello por no hablar del sistema electoral tan necesitado de trasformación, con candidaturas abiertas, elección directa y limitación de mandatos.
Si además leyésemos más libros y comprásemos más periódicos sería magnífico, pero no creo que nada de lo que acabo de exponer se lleve a cabo, ni siquiera en parte, a fin de cuentas los que defendemos la libertad, la responsabilidad individual ante los propios actos y rechazamos que el Estado nos organice la vida somos nosotros … la minoría.